lunes, 4 de agosto de 2014

Sin Novedad

Ha llegado el mensajero de la comarca, su paso es acelerado, como quién debe informar de algo urgente.
-Exclama-: Se ha tornado el cielo negro en oriente
Más allá, ha caído un artefacto aéreo derribado por manos oscuras
En otro continente, niñas son raptadas por fanáticos para ser instruidas en la "verdad" de una religión.

-¿Qué novedades traes?- me intereso en recalcar
Guerras en oriente, muerte de niños, mujeres y ancianos
Ingenios de muerte que vuelan y destrozan la anhelada Paz , enseñoreándose por diestra y siniestra
En una tierra que no soporta más castigo
Sombras de dolor sobrevuelan de lado a lado
Nada parece detener el fuego de aquellas maquinarias infernales
Ni mucho menos el tesón del hombre por erigirse como destructor de su progenie
Lejos, muy lejos de la hermandad, emerge nuestra mirada bestial
Seres territoriales, seres de dominio, termina por añadir

Le observo, su rostro es tan destemplado, como descompuesto.
Una ojeada en nuestra historia bastará para entender que la saña encendida en  tiempos remotos, no se ha detenido, le señalo.
Ya el Sabio señaló en su hora aciaga: "Nihil Novum Sub sole", -¿Recuerdas?-
Así, el hombre de la asamblea ratificó el eterno retorno de nuestras andanadas de horror
Evocando las antiguas lides de destrucción de los Dioses
Las Fuerzas de oscuridad versus la de luz
Luego Hermano contra hermano
Más tarde pueblos contra pueblos
Llegando finalmente a toda la humanidad

Recuerda mensajero las palabras del poeta:

Pon tu mano, la que me diste, sobre mi hombro
y avanza tras de mí pues la senda se estrecha:
por entre ruinas caminamos, el escombro
hollando del que fué castillo cuya flecha

penetraba en las pardas nubes y era asombro
de caminantes. Avizora nos acecha
del roto torreón aquella que ni aun nombro
por miedo de atraérnosla. De tí desecha

vanas ilusiones; a un porvenir marchamos
que fué gastado ya por otros; no me atrevo
con engaño a guiar tu vida; tropezamos


con el pasado al avanzar, todo es renuevo;
los en brote y los secos son los mismos ramos
lo que ha de ser ha sido ya, nada hay de nuevo. (texto de Miguel de Unamuno)


El mensajero, queda pensativo, su voz trémula no emite sino sonidos de balbuceos.