lunes, 28 de julio de 2014

Eufemismo

Resulta un clásico dentro de los ejemplos del eufemismo, aquél  que señala : " Tiene cara de gato, maulla como gato, camina como gato, pero es un perro"...

El uso de palabras elusivas en nuestro discurso cotidiano, apela a un decir de manera "amigable" o "aceptable" aquello que nos interpela de manera cruda o simplemente dolorosa.

En la actualidad, podemos encontrar algunas de estas expresiones en nuestro diario vivir, así por ejemplo:

Rellenita es un eufemismo de gorda
Conflicto Social es un eufemismo de Terrorismo
Evento en algún momento fue un eufemismo de agujero o simplemente Hoyo...
Privado de Libertad es de Presidiario
Error comunicacional es de "metida de pata"
Uso de la mayoría es simplemente pasar la retroexcavadora

El tener que decir algunas "verdades", es una expresión de simplemente develar aquello que se evidencia inadecuado o sencillamente inaceptable. Cada día es una verdadera revelación de esta manera sinuosa, muy propia de aquellos que deben velar por anestesiar y "dorar la píldora" como parte de su quehacer.








jueves, 17 de julio de 2014

Más allá de las ideas

Mirada embotada; el silente misterio que abre la encrucijada del pensamiento, donde las nubes son simples trazos de vapor que van dejando una suave estela, dentro de cada instante. 

Mirada pasiva, el alma se ha perdido y se encuentra lejos, muy lejos para volver, tu voz no se escucha.

Las ideas corren, se agolpan y luego urden una red de adhesiva cualidad que perturba el buen pensar.

 Muchas veces lo imaginé, pocas veces lo he confirmado más, que durante las últimas semanas, en donde los pensamientos se asemejan a un tropel de ganado que corre por la pradera, amontonándose para obstaculizar el paso.

Así, las ideas se transforman en una verdadera estampida, donde la criatura más débil puede morir sin inconvenientes, al ser aplastada por las demás. La maravilla exótica del pensamiento, la maquinaria bio-informática del cerebro se abre paso entonces en una trama de angustia y riesgo que no perdona errores. La maquinaria se torna de esta manera dúctil y susceptible de cambiar, ya sea para bien o para mal.  En efecto, un pensamiento bien llevado es como una bestia dócil que se atiene a las órdenes sin problema. Sin embargo, quién se ha preguntado si la bestia en cuestión no obedece y más bien se torna indócil y quizás agresiva a su amo. La respuesta; -Vean los psiquiátricos-

No hay necesidad de ser un eximio científico de la mente para percatarse de las gradientes de conducta y razón que comienza a observar uno en hospitales, clínicas y consultas variadas en donde pueda visitar. En efecto, una simple idea, un pensamiento tan inocente como: -sentir el canto de las aves- puede trastocarse en -sentir el ataque de las aves a través de su canto-

Los pensamientos así vistos, son filosas armas que no habíamos descubierto. Es cierto, muchos dicen: “hay palabras que matan”, habría que añadir: “también pensamientos”. Pues antes de hablar, ya pensaste…

Imaginé en algún momento a los pensamientos como palomas, esas palomas insistentes, agobiantes y acosadoras que podemos observar en el centro de la capital. Dichas aves, buscan permanentemente donde anidar y en cada ocasión pareciesen convocar a más integrantes, pues su número simplemente parece espuma en ascenso.

¿Alguien ha visto ese espectáculo?, es raro que haya alguien que pueda señalar que no ha visto dicha muestra de acoso masivo llevado a cabo por las palomas. En fin, así las cosas la pregunta es; ¿qué podemos  hacer con semejante experiencia?. ¿Huir o enfrentar?, parece ser el dilema que nos interpela.

En ese afán me encontraba, cuando recordé la experiencia de los budistas, sentarse en un cojín, mirar al frente, con las manos formar una mudra, espalda recta y sin fijar pensamiento alguno. Dejar que los pensamientos corran, escurran, simplemente fluyan. Ese es el primer acercamiento de quienes siguen esta disciplina.

Me sentí entonces invitado a un viaje distinto; despojarme de toda idea, pensamiento, volver a un tiempo primigenio. A semejanza con la niñez y nuestros baños en el río, despojado de todo prejuicio, dejar que las ideas corrieran, yo mismo dejarme arrastrar por la corriente, en ese viaje de continuo cambio…

Solté amarras, zarpé sin más, lavé mi mente, deshaciéndome de ideas, prejuicios y liberando de concepciones parasitarias mi conciencia. Luego sonreí, miré fijamente el horizonte y  respiré. De allí sin más, el camino se actualizaba a cada instante, sin expectativas, sin promesas, desde el aquí y ahora del presente……

jueves, 3 de julio de 2014

Caminando en la tempestad

Quién haya practicado montañismo, más de alguna vez habrá vivido la experiencia de enfrentar una tormenta.

Una tormenta supone por un lado; una potencial amenaza y  por otro; una necesaria anticipación o reacción.

En una tormenta, se despliega un velo, ya sea  de nieve o polvo, y con ello la visión se aminora, puesto que la ventisca impide una adecuada perspectiva y maniobra, lo que demanda habilidad y decisión. Asimismo se requieren instrumentos que orienten nuestro norte; punto esencial de la marcha y objetivo de cualquier organización.

Por otro lado, la temperatura suele bajar precipitadamente y asimismo la posibilidad de sobrevivir. Por esto, requerimos además de lo señalado, ingenio e instinto de supervivencia.

En momentos como estos, la adecuada preparación se evidencia y diferencia a  simples  amateurs, de  verdaderos profesionales.

En una tormenta, existe el concepto de urgencia, por ello no hay tiempo para tentativas vanas, la claridad necesita emerger como el manantial que brota espontáneamente, trayendo las  decisiones requeridas. Para ello, se necesita de un claro liderazgo que organice y decida con velocidad, precisión y asertividad.

Además, en una emergencia se hace prioritario buscar un refugio adecuado, cubrir el área de riesgo, anclar nuestras carpas, impermeabilizar, preparar alimento, evaluar las condiciones del equipo, etc. En definitiva;
-No perder el control- 

La analogía previa, busca interpelar a nuestro país, que por estos días evoca a una expedición enfrentando una tormenta en diversos frentes. Muchos de ellos, al parecer como parte de una muestra de actitudes temerarias, lo que agrava la condición de un equipo para hacer frente a una situación de riesgo.

De allí,que surjan algunas interrogantes :

¿Tenemos claro nuestro Norte?
¿Contamos con liderazgos pertinentes en esta travesía?
¿ Sabemos usar el instrumental ?
¿ Evaluamos los riesgos y costos ?
¿ Avanzamos colaborativamente en nuestra ruta?

En fin, es sabido que  muy pocos poseen la capacidad de anticipar los hechos, tampoco asumen la responsabilidad de sus actos y la mayoría de las veces nuestra cultura nacional tiende a culpar a otros, para diluir la responsabilidad de quienes deben realmente asumir tales efectos. No debemos olvidar las experiencias de emergencias o tormentas reales ( 27 de febrero o Antuco) o el mismo Transantiago como debacle de una errada política de transporte.

Por esto, he tomado la precaución de anticiparme en  este proceso de tormenta, pues no deseo que la experiencia  vivida retorne en esta oportunidad como una manifestación de catástrofe social, léase:  Tema educacional, Reforma Tributaria, Araucanía, Reconstrucción del Norte y Valparaíso entre tantos otros, como una porfiada constatación de que nada o muy poco aprendemos de nuestra historia.