viernes, 30 de octubre de 2015

Fluye el espíritu universal,
en cada átomo que compone
nuestro cosmos.

Así, somos parte del caudal
que alimenta nuestra existencia.

Con una vinculación entramada,
desde lo más mínimo.
hasta la expansión infinita.

Instante

Silencio.
Luego, un susurro,
el verbo,
encarnado en el ser,
que da inicio al juego.
¿Antes?
Sólo silencio,
cavilación, ese largo proceso
que lleva al despertar

Castillo de Naipes

Un castillo de naipes,
tarde o temprano caerá.
Lo relevante de aquello,
es saber que sin importar
el cuando o las apariencias,
La realidad de dicha fragilidad,
es la evidencia de nuestra posición.

¿Defensores o Realistas de dicho sistema?

Los defensores, son voluntaristas,
cuyo rasgo se asimila al de un Fanático.
Los realistas en tanto,
asumen la vulnerabilidad y su condición se plantea escéptica,
sino francamente crítica a los hechos.

El voluntarista, en tanto
niega y apela a un futuro que hipoteca el presente.
El realista en tanto, no hipoteca el presente,

sino que cimienta desde allí su lugar en el futuro.
Sin apelar a ningún artilugio  Bienaventurado.

Así, Utopistas y Religiosos,

se unen en una verdadera cruzada,
una cofradía en busca de la salvación
contra los infieles.
Sin más razón que la
que sustenta su fe ortodoxa.


martes, 20 de octubre de 2015

Mara

"Vine caminando y sentí que no estaba sólo,  de pronto aparecieron figuras sensuales que evocaban el cántico del deseo.
Luego se aparecieron representaciones malignas y terroríficas, la noche envolvió mi ruta
Más adelante el aullido de la bestia arrinconaba los sentidos; muerte, destrucción y amargura

Posteriormente el sentido de apego, falsa ilusión que adormece y engaña, como el que más, sin dejar partir, sin aceptar, simplemente con la terquedad del que niega todo....

No obstante, en un momento, miré de frente todo aquello y respiré suave y profundamente, no escapé, ni evité su mirada, me quedé allí, pues sabía que su presencia no era sino la apariencia que albergaba en mi propio interior"

Recuerdos del camino prometido


Muchas veces enfrentamos una realidad de perturbación, entonces apelamos a la negación, represión o evitación, sin asumir el desafío de enfrentarnos a nuestro interior. Así la sombra crece dentro de nosotros, sin respuesta y socavando nuestra estabilidad.

Les dejo un excelente texto, respecto a Mara, representación del Budismo de todo aquello que perturba nuestra conciencia.

Interpretaciones de Mara
En la comprensión ortodoxa de las escuelas budistas Theravada y Mahayana, partiendo del personaje simbólico de Mara se elaboró la teoría de los “cuatro maras” como elementos internos opuestos al logro de la iluminación. Estos son:

1) Las emociones turbadoras: principalmente  la ignorancia-estupidez-confusión, el deseo-apego y la cólera-odio. Estas emociones general karma, por lo que ocasionan sufrimiento y nos mantienen en el samsara.

2) Los cinco agregados psico-físicos: forma, sensación, discernimiento, composición mental y conciencia. Estos agregados son fenómenos impermanentes, no existen por sí mismos (su existencia está condicionada) y originan la ilusión del “yo”; en el sentido de que, si el yo se forma de estos cinco agregados y estos cinco agregados son impermanentes, al desmontarlos no queda nada, por lo que el yo es también impermanente y no existe por sí mismo.

3) El temor a la muerte: el temor a la muerte tiende a hacernos identificar con el cuerpo (nos preguntamos: ¿sobreviviremos si cesa el cuerpo?) y a desear la continuidad de nuestra existencia, por lo que nos hace continuar en el ciclo de reencarnaciones y, en tanto que el temor es una forma de sufrimiento, del temor a la muerte puede decirse que es un sufrimiento que nos ata a un mecanismo (samsara) en que se generan otros sufrimientos.
4) La seducción del placer: el deseo que la seducción del placer nos genera puede conducirnos a una insatisfacción en la que la frustración, la envidia y el odio florezcan, o bien puede, si es que es satisfecho, tenernos en un estado de contento superficial que nos impida profundizar en la vida y superar las ataduras en vistas a conseguir un bienestar incondicionado y por tanto distinto y superior al bienestar de la satisfacción del deseo de placer, el cual siempre terminará por desembocar en la insatisfacción porque tarde o temprano, o bien se irá aquello que nos causa placer, o bien tomaremos conciencia de que estamos vacíos y la satisfacción del deseo de placer ya no podrá salvarnos de nuestras carencias internas. Según la teoría budista, este mara está vinculado a la alimentación de la ilusión que representa la falsa distinción entre el “yo” y los “demás”, la cual tiende a conducirnos al egoísmo, a la envidia y a otros estados de sufrimiento.



El Camino del Buda


Tras varios años de intensa práctica ascética, el cuerpo de Siddhartha quedó demacrado y su mente sin alcanzar la iluminación. Comprendió así que, los rigores de la privación extrema y de la mortificación, no eran un camino adecuado hacia la liberación espiritual. Entonces se retiró a un bosque y allí hizo el propósito firme de sentarse a meditar bajo un árbol, incansablemente hasta conseguir la iluminación.
Los días pasaron y pasaron pero la voluntad de Buda permanecía inalterable y en su mente resplandecían cada vez con más intensidad las verdades sobre la naturaleza última de la realidad, la vacuidad e insubstancialidad del ego y de los fenómenos, y las causas del sufrimiento y de la continuidad de los seres en el mortificante círculo del samsara.

Pero esa misma fuerza de su determinación hizo que pronto Mara (el rey de los demonios) se preocupase, enviando a sus ejércitos para quebrar la voluntad de Siddharta, quien respondiendo a la tentación de Mara describió (en cierta fuente) a sus ejércitos de este modo: ‹‹La sensualidad y los placeres forman tu primer ejército, el segundo se llama Aversión. Tu tercer ejército es el Hambre y la Sed, el cuarto, el Deseo. Tu quinto ejército es Pereza e Indolencia, el sexto, Cobardía. Tu séptimo ejército es la Duda, el octavo, la Hipocresía y la Estupidez. Ganancias, Fama, Honores y Gloria falsamente obtenidos, la Alabanza de uno mismo y el Menosprecio de los demás; éste es tu ejército››.

Viendo que Shakyamuni (nombre comúnmente usado para el Buda Siddhartha) no claudicaba, Mara envió a sus tres hermosas hijas para que lo seduzcan y lo desvíen de su búsqueda espiritual. Esas hijas eran Deseo, Satisfacción y Arrepentimiento, al menos en la versión del antropólogo Joseph Campbell. En su texto La vida de Buda. Una interpretación, Gadjin M. Nagao nos da una imagen detallada del pasaje: ‹‹Al no tener éxito, Mara le envía a sus tres hijas para seducirlo sexualmente. Las tres hijas recurren a toda clase de ardides amorosos de que disponen, exhibiendo su piel semejante al alabastro, atrayéndolo con canciones y danzas, miradas de soslayo y dulces palabras de elogio. Se pasean frente a él levantando sus faldas y diciéndole cosas como: “Quisiera ser la servidora de un gran hombre como tú”. Pero, es innecesario decirlo, Shakyamuni permanece inmutable.›

Irritado ante el autocontrol de Siddhartha, Mara le dice que el asiento de la iluminación le corresponde por derecho a él. “¡Yo soy tu testigo!”, claman al unísono los demonios de Mara, quien desdeñoso interroga a Buda diciéndole: “¿Quién hablará por ti?”
Entonces Siddhartha, conservando aún su postura meditativa de flor de loto, acerca la mano derecha a la tierra y la toca (la pone hacia abajo sobre su rodilla derecha, según otras fuentes). Tras ser tocada, la tierra tiembla, se abre y de ella sale la Diosa Tierra (personaje simbólico) con un jarrón de flores.  “Yo doy testimonio”, dice la diosa, aunque las palabras que expresa en la versión de Joseph Campbell son más impactantes a la hora de entender el sentido de la budeidad: ‹‹Éste es mi hijo amado, quien a través de innumerables vidas se ha entregado a sí mismo, por lo que no hay un cuerpo aquí›


martes, 13 de octubre de 2015

Análisis



Hemos constatado previamente, algunos rasgos constantes del gobierno vigente, expresados básicamente en; distanciamiento del entorno nacional, seguido de  una suerte de ensimismamiento que alimenta el mundo interior del aparato político y su ideario de lo imprescindible para el país, sumando una indiferencia hacia la vinculación del mundo exterior y de allí,  un corte manifiesto con las líneas que cimientan una efectiva comunicación con el quehacer y cotidianeidad.

De esta forma, ningún mensaje tanto en clave o directo, pareciese influir en el actuar de la Presidente y su equipo. Así se evidencia con una seguidilla de encuestas que arrojan resultados adversos a la gestión gubernamental (“no gobierno para encuestas” dice la presidenta), caída del cobre, alza de la inflación, baja en las expectativas de crecimiento, fuga de inversores, etc.

Este comportamiento rompe el esquema de lucidez y realismo con el que actuamos habitualmente,  -Si llueve, usted saca un paraguas, si tiene sed busca beber agua, etc- trasladándonos a un escenario similar al doble vincular y escindido que nutre a los sicóticos. De esta forma, la perplejidad es un fenómeno que va en aumento y a la par con la búsqueda de entender un proceso que no manifiesta rasgos de lógica para la mayoría.

Lo anterior, nos lleva hacia esta creciente expresión entre aturdimiento y extravío que vivimos como ciudadanos y que instala a su vez una condición de inmovilidad, sin poder reaccionar ante un esquema comportamental desconocido hasta ahora, lo que vuelve propicio y valida el nuevo lema del gobierno: “Realismo sin renuncia”….

Quién se define realista, asume que los cambios y flexibilidad son parte de su actuar, lo que lleva a entender la contradicción en la frase mencionada, lo que más bien es una nueva manifestación de conducta críptica coherente con el esquema descrito previamente.

En efecto, los signos señalados nos hablan de una mirada interior que apela a una premeditada acción de fortalecimiento del núcleo central del programa de gobierno, que como hemos oído y también comentado, ha pasado a ser la piedra angular que aglutina  a la alianza denominada Nueva Mayoría. Este ejercicio que distancia, aleja  e incluso omite lo obvio de cualquier gobierno democrático en  si mismo, es un síntoma de la verdadera cualidad que se encuentra en ciernes desarrollándose, y que tiene que ver con un despliegue autocrático del poder ejecutivo, y que evoca las experiencias más extremas que vive la ideología como manifestación de dogma en América latina.

Lo expresado en dicha conductas observables es además  una evidencia, que tiene su correlato en la forma de llevar a cabo las ideas contenidas. Por tanto, cuando observamos aislamiento y ensimismamiento del gobierno y de su líder, lo que debemos considerar es también un repliegue táctico, un sumar ideas desde “nosotros” más que con “todos”, pues finalmente - “somos nosotros los que sabemos lo que quieren las personas”-.

Planteada así las cosas, quienes esperan un cambio de timón, un nuevo aire, segundo tiempo o cambio a secas de la administración, pueden tomar una larga siesta hasta ver señales en tal sentido.

No debemos olvidar un dato no menor al respecto, Chile ha sufrido desde el inicio de la actual administración serios impactos por fenómenos naturales y otros desastres: Terremoto en Iquique, Incendio en Valparaíso, Temporal en el Norte, Volcán en el Sur y Terremoto en cuarta región -sin que el actual gobierno cambiara ni una coma de su proyecto programático- para  otorgar la necesaria prioridad a las regiones y familias afectadas a fin de  normalizar sus vidas a la brevedad

Por el contrario,  vemos como se asigna una glosa millonaria que alcanza a los 2.836.496 millones de pesos a la propuesta de Nueva Constitución.

¿Quién entiende esto?, hasta ahora sólo unos pocos que hemos comenzado expresar una franca duda respecto al devenir….


viernes, 2 de octubre de 2015

Itaca de Kavafis

Busco en una librería algún texto de interés, de pronto, me sorprendo con un libro pequeño que lleva por nombre; -Itaca-. Nada más pertinente, que aquella palabra evocadora del objetivo que acompaña a Ulises en la trama Homérica de la Odisea. Lo tomo, hojeo y constato que es una edición de poemas de Constantino Kavafis, una verdadera joya de ese poeta confesional y existencialista.

Les dejo algunos de los poemas que resultan, gratos de leer y oir:

Itaca

Cuando emprendas tu viaje a Itaca
pide que el camino sea largo,
lleno de aventuras, lleno de experiencias.
No temas a los lestrigones ni a los cíclopes
ni al colérico Poseidón,
seres tales jamás hallarás en tu camino,
si tu pensar es elevado, si selecta
es la emoción que toca tu espíritu y tu cuerpo.
Ni a los lestrigones ni a los cíclopes
ni al salvaje Poseidón encontrarás,
si no los llevas dentro de tu alma,
si no los yergue tu alma ante ti.
Pide que el camino sea largo.
Que muchas sean las mañanas de verano
en que llegues -¡con qué placer y alegría!-
a puertos nunca vistos antes.
Detente en los emporios de Fenicia
y hazte con hermosas mercancías,
nácar y coral, ámbar y ébano
y toda suerte de perfumes sensuales,
cuantos más abundantes perfumes sensuales puedas.
Ve a muchas ciudades egipcias
a aprender, a aprender de sus sabios.
Ten siempre a Itaca en tu mente.
Llegar allí es tu destino.
Mas no apresures nunca el viaje.
Mejor que dure muchos años
y atracar, viejo ya, en la isla,
enriquecido de cuanto ganaste en el camino
sin aguantar a que Itaca te enriquezca.
Itaca te brindó tan hermoso viaje.
Sin ella no habrías emprendido el camino.
Pero no tiene ya nada que darte.
Aunque la halles pobre, Itaca no te ha engañado.
Así, sabio como te has vuelto, con tanta experiencia,
entenderás ya qué significan las Itacas.

Esperando a los Bárbaros

¿Qué esperamos congregados en el foro?
Es a los bárbaros que hoy llegan.

-¿Por qué esta inacción en el Senado? 
¿Por qué están ahí sentados sin legislar los Senadores?
Porque hoy llegarán los bárbaros.
¿Qué leyes van a hacer los senadores?
Ya legislarán, cuando lleguen, los bárbaros.

-¿Por qué nuestro emperador madrugó tanto
y en su trono, a la puerta mayor de la ciudad,
está sentado, solemne y ciñendo su corona?
Porque hoy llegarán los bárbaros.
Y el emperador espera para dar
a su jefe la acogida. Incluso preparó,
para entregárselo, un pergamino. En él
muchos títulos y dignidades hay escritos.

-¿Por qué nuestros dos cónsules y pretores salieron
hoy con rojas togas bordadas;
por qué llevan brazaletes con tantas amatistas
y anillos engastados y esmeraldas rutilantes;
por qué empuñan hoy preciosos báculos
en plata y oro magníficamente cincelados?
Porque hoy llegarán los bárbaros;
y espectáculos así deslumbran a los bárbaros.

-¿Por qué no acuden, como siempre, los ilustres oradores
a echar sus discursos y decir sus cosas?
Porque hoy llegarán los bárbaros y 
les fastidian la elocuencia y los discursos.

-¿Por qué empieza de pronto este desconcierto
y confusión? (¡Qué graves se han vuelto los rostros!)
¿Por qué calles y plazas aprisa se vacían
y todos vuelven a casa compungidos?
Porque se hizo de noche y los bárbaros no llegaron.
Algunos han venido de las fronteras
y contado que los bárbaros no existen.

¿Y qué va a ser de nosotros ahora sin bárbaros?
Esta gente, al fin y al cabo, era una solución.

Jura

Jura cada tanto tiempo comenzar una vida mejor.
Mas cuando llega la noche con sus propios consejos,
con sus compromisos, y con sus promesas;
mas cuando llega la noche con su propia fuerza
del cuerpo que necesita y pide, hacia el mismo
placer fatal, perdido, va de nuevo.


LA CIUDAD

Dijiste: "Iré a otra ciudad, iré a otro mar.
Otra ciudad ha de hallarse mejor que ésta.
Todo esfuerzo mío es una condena escrita;
y está mi corazón - como un cadáver - sepultado.
Mi espíritu hasta cuándo permanecerá en este marasmo.
Donde mis ojos vuelva, donde quiera que mire
oscuras ruinas de mi vida veo aquí,
donde tantos años pasé y destruí y perdí".
Nuevas tierras no hallarás, no hallarás otros mares.
La ciudad te seguirá. Vagarás
por las mismas calles. Y en los mismos barrios te harás viejo
y en estas mismas casas encanecerás.
Siempre llegarás a esta ciudad. Para otro lugar -no esperes-
no hay barco para ti, no hay camino.
Así como tu vida la arruinaste aquí
en este rincón pequeño, en toda tierra la destruiste.

VELAS

Los días del futuro están delante de nosotros
como una hilera de velas encendidas
-velas doradas, cálidas, y vivas.
Quedan atrás los días ya pasados,
una triste línea de veles apagadas;
las más cercanas aún despiden humo,
velas frías, derretidas, y dobladas.
No quiero verlas; sus formas me apenan,
y me apena recordar su luz primera.
Miro adelante mis velas encendidas.
No quiero volverme, para no verlas y temblar,


cuán rápido la línea oscura crece,
cuán rápido aumentan las velas apagadas.


TERMÓPILAS

Honor a aquellos que en sus vidas
se dieron por tarea el defender Termópilas.
Que del deber nunca se apartan;
justos y rectos en todas sus acciones,
pero también con piedad y clemencia;
generosos cuando son ricos, y cuando
son pobres, a su vez en lo pequeño generosos,
que ayudan igualmente en lo que pueden;
que siempre dicen la verdad,
aunque sin odio para los que mienten.
Y mayor honor les corresponde
cuando prevén (y muchos prevén)
que Efialtes ha de aparecer al fin,
y que finalmente los medos pasarán.




Extravío, Oportunidad y Demases

Surge en el horizonte un nuevo aire, el ciclo de una nueva estación que dará curso a un proceso de renovación para comenzar posteriormente el tránsito hacia el periodo estival. La naturaleza contiene dentro de sí, aquello que los humanos buscamos manipular y controlar obsesivamente, esto es, el tránsito, cambio y transformación. Efectivamente,  elevados a la categoría de  Dioses, muchos intentan un diseño que termina cayendo una y otra vez como la torre de Babel, para conducir finalmente a una crisis tras otra.

¿Somos capaces acaso de reconocer una oportunidad y valorarla?, ¿Apreciamos de verdad la opción de liderar un destino de progreso hacia la comunidad o sólo nos encontramos envilecidos en un pensamiento de hegemonía vana?

Cada pregunta arroja un caudal de interpelación que debiese a lo menos inquietarnos, sin embargo nuestra cualidad pareciese ignorar lo obvio, que se evidencia en  nuestra permanente evasión de la responsabilidad y entendimiento.

La oportunidad es la evidencia de un camino, quizás no el deseado sino el factible y accesible, más muchos desean el puente de oro y no el de madera. De tal forma la obsesión por la forma nos lleva a destruir el fondo de lo que pretendemos impulsar. Esto conduce a un ideologismo a ultranza, dogma que trasciende e impone un traje rígido y que estrecha las opciones de quienes buscan simple y llanamente avanzar en el día a día, paso a paso, sin destruir ni derrumbar lo hasta ahora logrado.

Al perder de vista el objetivo esencial por la obcecación de un mero formalismo vestido de rigor e inviolabilidad sacra, la acción de la polis deviene en una suerte de teocracia. Entonces, lógicamente aparecen los sumos sacerdotes, quienes enarbolarán las verdades eternas que no podrán ser cambiadas, so pena de la condena y lapidación de la turba.

De esta forma, surge el extravío, que no es sino la pérdida de ruta de aquél sentido esencial que nos guiaba por una descoordinación y falta de contacto esencial con los signos que trascienden nuestro simple parecer. Más allá de todo deseo se encuentra el efecto de los actos,  y de estos, sus consecuencias, las que no podrán ser borradas fácilmente. De tal modo que la virtud cardinal siempre ha sido la prudencia, más esta no implica declinar ni evitar, sino calibrar el justo procedimiento hacia la meta deseada.

En efecto, Aristóteles define la valentía justamente como el punto equidistante entre el cobarde y el temerario. Por ello, quienes buscan destruir, avasallar y simplemente imponer terminan actuando temerariamente, sin la guía elemental de reflexión y respeto hacia el entorno. Asimismo quienes sólo ansían prolongar el conflicto desencadenando una verdadera guerra, abren la opción del enfrentamiento sin considerar la vía del entendimiento.

Valorar la capacidad de análisis y razón por sobre el simple impulso o voluntarismo,  no es signo de cobardía o futilidad ambigua como vociferan algunos, tampoco lo es aceptar con honestidad el error que ha sido labrado por nuestras decisiones.

¿Qué impide retornar a la ruta necesaria? -Es la pregunta que muchos lanzan en su fuero interno y a ratos vociferan en su angustia por  la desesperación de quién es testigo del derrumbe de un hogar construido arduamente-.

La mejor respuesta nos la presentan nuestras manos, una mano abierta es signo de recepción, ayuda y apoyo, ejemplo del instante de fraternidad que vive dentro de nosotros. Por el contrario, una mano empuñada, es la muestra del encono, ira y violencia que surge como amenaza y potencial agresión.

Es tiempo de abrir nuestras manos, es oportunidad de iniciar un nuevo ciclo siguiendo el curso hacia la primavera.

¿Será capaz nuestra sociedad de transitar de la mano empuñada a la mano abierta?, es un deseo que se abre como torrente bajando de la montaña.