martes, 3 de mayo de 2016

El Fin

En una lejana colina, el eremita, hombre de prodigios y conocimientos antiguos, pronunció estas palabras a sus atentos discípulos:

De tanto preocuparse por un futuro improbable, muchos olvidaron el presente, que es finalmente
la única huella vigente.

Evitando pensar en lo que es, otros tantos perseveraron en torcer el destino, sin apreciar siquiera la frágil luz que emana de la luna o el río de agua fresca en la montaña.


Muchos menos, reconocieron la ayuda y sólo se ensimismaron en la terquedad de una exigencia tiránica.

Así, un día cualquiera, en un lugar cualquiera, el sueño profundo abrazó la existencia de estos y muchos más.

La simple ilusión se desvaneció y ante los ojos sólo quedó la realidad desnuda, sin ambages,
aquella reservada sólo para quienes han partido.

El tiempo unido a la extensión de vidas, se había extinguido y era momento de un nuevo renacer, lejos, muy lejos de todo lo conocido.

El recuerdo sería metamorfoseado y sólo reviviría en sueños.

Era el fin, la extinción de lo existente y cierre en la etapa de los que ahondaron en la aventura de vivir.

De tal forma, se cumplió el ciclo mágico y sólo el eco retumbará con los mensajes de antaño.

"Nada me debes y nada te debo, dijo el Buda a su Primo", dando paso a la transitoriedad, la inagotable rueda del Samsara....

 Que vayas en paz, hasta mil años más, donde quizás en los ciclos de  vidas por venir, volvamos a reencontrarnos en el eterno retorno de la humanidad, quizás en roles y escenarios inimaginables...