viernes, 23 de julio de 2010

La Espera


A un lugar que puede ser cualquiera llegó -ella-, invadiendo estrepitosamente el espacio premeditado entre vértigo, ansiedad y promesas elaboradas de noches secretas, hurtadas a la realidad.

Había depositado todas sus esperanzas en esta determinación, apostando sus últimas fichas en este sutil juego que la mantenía en suspenso hasta ahora, pues si bien sus determinaciones eran poderosas y contundentes, ello no implicaba que el éxito estuviese asegurado en nada, absoluta intuición un atisbo de búsqueda que bien podía terminar con la muerte literal de aquél sueño de liberación como ella gustaba representarlo de manera idealizada….

Hasta ahora, no había calibrado del todo el efecto que podrían traer sus actos, no obstante había proseguido en el propósito de emancipación bajo las normas de un encantamiento oculto con el exclusivo dictamen del instinto y los impulsos arrolladores que la consumían en un frenesí imposible ya de detener.

La soledad de sus días pronto se verían coronadas de sentido, el simple existir y pasar en esta vida de simulación como había definido su actual situación había llegado al fin, al menos así lo pensaba, así lo sentía en su fuero interno. Mientras, oteaba agudamente el horizonte al percatarse que la hora avanzaba y no se avizoraba la llegada de –El- su amante oculto, que hoy daría el paso a la ruptura y al igual que ella derrumbaría los muros de su prisión para encaminarse en esta nueva aventura. Su incesante expectativa de alguna manera eran asimilables a la de los vigías que tras largas expediciones ansían poder llegar a tierra, en este caso era una vigía que esperaba que se consumara la partida junto a su anhelado acompañante.

¿Llegaría a presentarse ante ella?, ¿Lograría romper las intrincadas ligazones que lo ataban a su pasado?, estas y otras eran las preguntas que surgían una y otra vez en sus pensamientos……

¿Qué hace que una mujer decida abandonarlo todo por una aventura?, ¿Cuántas veces hemos oído este tipo de conjeturas?. En cada caso existe una razón o varias, que impulsan a decidir: la promesa del amor, la decepción, el simple impulso rupturista con lo establecido, el hastío, vivenciarse como un mero objeto, en realidad las motivaciones son una verdadera constelación y cada vez pueden surgir nuevas razones , más cada una de ellas forma parte de nuestro sello que nos acompaña desde el principio de la historia: la rebelión interna.

El malestar labrado internamente tarde o temprano se expresa en actos que dan cuenta de esa energía que se mantenía almacenada y así un día cualquiera se lleva a cabo este sismo interno, fuerza telúrica de inspiración variada, en este caso pasional, que desata el quiebre de aquello que aparentemente mantenía una solidez inalterable….

No encontraremos explicaciones del todo satisfactorias, pues el momento sólo es el instante preciso que marca el cambio, por ello lo revelador y sorprendente de este hecho en cada caso que analicemos a través del largo historial de la simiente humana…

Ella esperó fiel y largamente en el sitio planeado, el tiempo transcurrió casi deliberadamente en un sentido vertiginoso , más sin resultado, pues al final El no apareció….


La luz decayó y con ello la evidencia manifiesta de que al menos hoy el encuentro no se llevaría a cabo. La calle comenzaba a evidenciar un silencio creciente, el frío estacional invitaba a retornar al hogar quimérico y protegerse del agresivo temporal que se asomaba en el horizonte. Ella, miró algo nerviosa a su alrededor, tomó su maleta con decisión y comprendió el mensaje del ambiente, una lagrima brotó espontáneamente y se deslizó por su mejilla, de esta forma se dirigió a su automóvil y retornó por el rumbo conocido. –Su marido tenía reunión y para su llegada estarían las mascotas y los niños en cama……..

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