El camino es presente, también pasado y futuro.
En
el camino se abre la vida y se cierra, decidiendo con ello nuestras opciones.
Eso
ocurre en estos días de conflicto, donde vemos a un pequeño país enfrentar y
decidir su camino ante la agresión de una potencia.
No
todo está decidido, no todo está escrito, por más que la ilusión o temores nublen
nuestro corazón.
La
extensa ruta que vamos labrando día a día, nos lleva tomar decisiones, a fundar
en nuestros actos la fe en que las cosas pueden cambiar y mejorar, por más
adverso que sea el escenario.
¿Quizás
olvidamos esa mínima consigna y nos dejamos ir? De otro modo, es difícil
entender todo lo que hemos perdido o la destrucción que ha invadido hasta
nuestros hogares.
¿Adonde
fue nuestra valentía y amor por nuestra tierra? Muchas veces lo he preguntado,
y en medio de tardes ceniza donde el sol aligera la carga de oscuridad, no he
logrado responder a cabalidad dicha interrogante.
Sé
que cada uno de nosotros ha tenido un episodio similar, quizás sea la gran
inquietud que nos corroe cada nuevo día. Sin embargo, allí está, permanece y no
logra disiparse.
Posiblemente
algo cambió, algo de nuestra esencia y no fuimos capaces de percibirlo. De tal
forma, nos transmutamos en apacibles sujetos, incapaces de defender aquello que
era parte de nuestra imperfecta realidad ante los gritos, ataques y violencia.
Efectivamente
hoy nos asombramos con lo que sucede en el lejano país de Europa oriental, sin embargo,
callamos cuando era con nuestro país y en nuestros propios barrios. Todo eso
suena a disociación, escisión y tantas otras patologías de negación, fractura y
pérdida de nuestra realidad.
No
fuimos capaces de defender la paz, tampoco la convivencia y el trato, menos nuestras
plazas o calles, todo eso fue derrumbándose como una ilusión.
-Quizás
era sólo eso- Una simple ilusión, de la cual despertamos un día no muy lejano,
remecidos por la violencia.
Lo
que suceda de ahora en adelante, es parte del futuro, un sendero aún por
labrar, y del cuál sólo tenemos atisbos. Si tan sólo hubiese una certeza, o una
alternativa, las cosas podrían ser algo esclarecedoras.