La soberana estupidez, caminaba en palacio buscando nuevas ideas para guiar su reino, observó atentamente por uno de sus balcones al gentío de la calle que admiraba a un mono bailar y realizar piruetas al son del tambor de su amo, dicha escena le encantó y desde ese día dictaminó:
“ Música para acompañar a los esclavos de los trabajos forzados”….
No hay comentarios:
Publicar un comentario