Entonces observo sin más, como ingente testigo de los movimientos del misterio
-Tu y Yo- solos, arrojados al abismo del encuentro
En medio de la ocasión, del instante que emerge de la nada
Simple momento de potencial vaivén en medio de tus brazos
Los que me arrullan en demanda de ternura
Como simple aventurero, abandonado a los designios del devenir
¿Que esperar?, interrogación vana que surge de la incertidumbre
Mientras tu boca ha posado su ilusión de mariposa en mi cuello
¿Que esperar?, cuando el designio ha cruzado sus apuestas
Devastando las razones por el simple arrojo del instinto
Fuerza compulsiva, fuerza posesiva que abre la vida
Sin mediar cálculo o lógica elemental de argumentos
En tanto, lejos de allí el silencio se respira en cada esquina
Una lejana dimensión que no es conquistada
El camino del peregrino que ha arrojado sus vilezas
Ofreciendo el simple ser, ante la inmensidad de ese universo inmóvil
Testimonio del instante y eternidad
Que nosotros hemos constatado una y otra vez
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