martes, 22 de octubre de 2013

La Hora de los Jueces

 
Es la hora de los Jueces, aunque estos callan y evaden la responsabilidad que les ha prodigado la ley, quizás en un esfuerzo de simpatía mal entendida con grupos de presión diversos.

Ante la ausencia del cumplimiento del deber, la justicia como tal se vuelve huérfana de hecho, pues el abandono de los jueces, es como la ausencia del agricultor con la tierra. Así, los frutos esperados no surgirán y la comunidad carente de protección buscará imponer su propio sentido de justicia.

Así, en esta hora nebulosa no es extraño que otros se asuman como Jueces, destinando a un rincón a los supuestos guardianes de la ley. Signo inequívoco de la la débil moral que acompaña a los líderes del presente, pues dejan en manos de otros su tarea de conducción..

Por esto, tampoco es raro evidenciar saqueos, atentados, intervenciones plagadas de violencia en cada esquina. En el hogar, calle, colegios y universidades, parece no haber espacio libre del impulso instintivo de agresión y destrucción. Bien parece que hoy la fuerza de Thanatos campea sin contrapeso en el discurso y actuar.

Atrás la razón, reflexión y acuerdo, más bien estas parecen remedos perdidos de una opción estéril e inútil ante las cuales nadie desea proponerlas como alternativas .

Así, surgen ideas de refundación, nueva constitución, deshacer lo avanzado para intentar el camino de la febril utopía y voluntarismo que arde en deseos de plasmar su huella.

La sensatez parece extraviada, lo avanzado escasamente valorable, todos son jueces y desean proceder inmediatamente, al estilo de los tribunales populares de la revolución (¿para que esperar?)....

En este ciclo, la Plethocracia desplaza a la Democracia, el concejo es suplido por la barriada desbordada, el acuerdo por la imposición, el matiz por los polos de negro o blanco, todo o nada, es la hora de la convicción devenida en intransigencia ortodoxa.

En este sentido al ser todos omnipotentes jueces (menos los verdaderos), la ley queda olvidada, como algo secundario, quizás accesorio, y con ello la institución vigente. De esta forma, olvidamos el pacto primigenio que adherimos como sociedad y se busca por una vía indirecta forzar un proceso de cambio bajo las normas de la masa bullente, que cual magma abraza y quema lo establecido.

De esta manera, los límites se amplían a formas de acción que transgrede la ley básica y esencial del respeto, tolerancia y consenso, ingredientes básicos de la reforma efectiva que impulsa hacia el futuro a los pueblos, permitiendo vivir en paz..

Nadie alza su voz y al igual que en una tragedia griega todos ayudan a que el final se realice sin demora, cada cual aportando su grano en la consumación  de  este nuevo evento, como tantas veces en nuestro país....




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