Dormí entonces bajo los efectos de la noche embriagadora, donde los dulces anhelos se entremezclaban con las sutiles agonías de vidas anteriores. Era una sensación extraña, el observar y ser parte de un mismo escenario, los colores entrecortados se dividían a cada instante, dando una suerte de panorama caleidoscópico hacia lo entreverado con el porvenir.
Era de esta forma el inmenso cielo, una suerte de alfombra extensa que recorría hacia distintos horizontes, sin fronteras, ni límites establecidos. La totalidad en tanto, se expandía a cada segundo, sin detenerse, en un incesante deja vú que me retrotraía hacia sensaciones de un pasado que no me era lejano, más se esfumaba de mis manos como un ágil pez en el agua.
Las preguntas entonces buscaban encontrar el curso de mi viaje, con interrogantes disimiles entre cada día de vida, manifestando delicadas señales que alborotaban el interior en una conmoción sin sentido. Nuevamente el silencio se imponía, como el aleteo inmortal de miles de aves que atraviesan su destino prefigurado hace siglos. ¿Adonde marchar?, es la interrogante que despierta el clamor y afán de miles de viajeros, en cada amanecer. Nuevamente el silencio, eco primigenio del nacimiento, para luego estallar en un coro de alegorías desperdigadas por distintos confines de nuestra galaxia....
Nubes transitorias, ríos pasajeros y contorneados, viento que sopla sin cesar entre horizontes de susurros, labrados cada uno de ellos en el cambio sin frontera, ni tiempo. Como simple testimonio, de nuestra naturaleza de fugaz impermanencia.
Así, como la voz de un ser extinto en la superficie, más de vital permanencia en las profundas razones de nuestra humanidad, nos desenvolvíamos junto a los otros transhumantes de aquella lejana comarca. No había tiempo para una detención, ni mucho menos de explicaciones o largas charlas. El curso de nuestro camino delineaba simplemente el proseguir hacia una ruta que aunque lejana, seguía siendo el universo de anhelos que mantenía la esperanza de muchos como nosotros. Secreto era el códice que almacenaba las palabras de nuestra historia, y más secreto aún era también el sentido y sonido de las mismas, quienes deleitaban con su música los oídos de quienes esperaban se abriesen de par en par los frutos que albergaban las conjugaciones del origen, en una trama de sinuosas añoranzas.
Extrañas imprecaciones, cánticos y alabanzas eran alternadas a cada instante, pues extrañas eran también las conjugaciones que componían las palabras que emanaban de la boca de aquellos hombres. Palabras de otras tierras, versos de otros tiempos, frases creadoras de una vida en perspectiva, como señal de una visión casi olvidada. Un nuevo programa, para una nueva vida, un resurgimiento que llevaría a cada sujeto a renacer desde las cenizas, como el muerto milenario, que deshecho se revierte en vital humanidad, para volver a lanzar sus pasos tras las colinas y desfiladeros, en el eterno recorrido de Aton, Yavhe, Buda, Jesús o Alá,...
Las manos añosas se transmutaron en juveniles, los ojos cegados se tornaron en ávidos de luz y diversión, mientras que los dientes carcomidos volvían a brotar. La palabra había vuelto a renacer, como la flor eterna en la estación de primavera, un nuevo Avatar volvía para retomar la senda de los iluminados de antaño, de esta manera mi clan, volvía a resarcir la justicia para los perseguidos, de esta manera casual, los de ayer, se hermanaban con los del presente, en una comunión de eterno retorno...
Lejos, el gran océano danzaba, las olas convergían en una magnífica ceremonia de alzas y bajas, pleamar y bajamar, sinuosas olas que contraían la superficie de ese espíritu de hermandad que ataba a cada criatura.La luna ascendía, el frescor se extendía sobre la campiña y miles de ruiseñores cantaban en una sinfonía de deidades extasiadas que albergaban cada partícula de aquél reducto- un minúsculo espacio para la deidad-
, más el hogar para todas aquellas criaturas, que aún admiraban el viaje de una estrella fugaz en el firmamento o la estela de un río, tras una cascada.....
, más el hogar para todas aquellas criaturas, que aún admiraban el viaje de una estrella fugaz en el firmamento o la estela de un río, tras una cascada.....
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