viernes, 3 de octubre de 2014

Cavilaciones

Suena extraño, más no del todo el llamado a pensar. Pensar ya sea en la posibilidad de, o en los determinados sortilegios que acompañan a nuestra  vida cotidiana.

A simple vista, no resulta  anómalo razonar, cavilar, dar vuelta a una idea y amasarla como una suerte de esencia prolija, que luego  ha de dar paso a un resultado, que si hemos utilizado adecuadamente los criterios de civilidad, habrá de nutrir nuestro día a día en un mayor crecimiento.

Digo civilidad, como el conjunto de principios basados en el respeto, tolerancia, libertad y creación fundada en la paz. Asumo igualmente que pensando puedo llegar a decisiones de violencia, descriterio y corrupción. De allí, que es un enigma, el laberinto que guía a cada individuo en sus cavilaciones y decisiones finales. Todos o la mayoría, hemos escuchado aquello de; "que el camino al infierno, está pavimentado de buenas intenciones"... En fin, como sea,  pensar resulta inherente a nuestra naturaleza, más la calidad y rigor de este acto, no aseguran homogéneos o similares resultados...

Por ejemplo, muchos dirán, sí, ya lo sé, quizás con demasiada vehemencia y arrogancia, más muy tarde se percatarán de los errores y  efectos de sus actos....

Otros en tanto, se dejarán simplemente llevar por los impulsos o los temores y se transformarán de este modo en una suerte de veleta, que gira hacia donde va el viento. Sin una guía o un conjunto de principios que hagan cabal ejercicio de nuestro actuar.

Los orientales incluso, constatando esta situación nos invitan a trascender el mero pensamiento, dejando ir y venir las ideas como nubes o un río. De tal forma, aseguran emergerá tarde o temprano una supraconciencia lúcida, que estará más allá de los formatos preestablecidos con los que somos literalmente gobernados por emociones o ideas.....

El mundo occidental, por el contrario se ha abalanzado a buscar la justa reflexión, y ha encontrado en la razón, la lámpara que podrá guiar nuestro camino. Los griegos  la llamaron Atenea, los Romanos Minerva,  maestra de las artes y ciencias, el Buho fue su compañero, y vino a significar la lucidez en medio de la oscura  noche de la ignorancia.

Si pensamos, damos paso a la reflexión, a la posibilidad de análisis y con ello, a la toma de decisiones, de esta forma creamos, decidimos y optamos como hombres libres. Por el contrario, si desdeñamos el saber, nos volvemos avaros, esquivos del pensar y evitativos de nuestra naturaleza que ha de llevarnos al diálogo y a partir de allí, a la sana convivencia.

No ha de extrañarnos que el camino de la intolerancia y fanatismo, aumenten proporcionalmente en la medida que bajamos en los escalones de la reflexión y del diálogo.

Retomemos nuestra historia, analicemos los hechos, percatémonos de los eventos y demos paso a nuestra integración cabal, más allá de la simple obstinación o el voluntarismo ardiente que hunde las decisiones en la oscura senda de quienes rompen lisa y llanamente con la lúcida reflexión....




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