Se nos notifica a través de diversos medios, que nuestra sociedad avanza
y progresa en una franca línea de búsqueda de libertades cada vez mayores, un
dato observable tanto en aquellos tópicos denominados “valóricos”, como asimismo
de aquellos del ámbito económico, político, social y cultural. Hasta ahí, nada
extraño desde la perspectiva de consagrar una autonomía de las personas que
permita impulsar una sociedad de individuos responsables y capaces de decidir
por su destino sin tutelas de instancias “iluminadas”…
No obstante lo anterior, somos a su vez testigos de una verdadera
contracultura de resistencia a la posibilidad de acrecentar dicha opción, derivada del gobierno de turno y su alianza
partidista, quienes han decidido oponer una agenda que limita libertades, más
que corregir aquello que se supone como objeto de evaluación o corrección.
Un caso práctico lo constituye el ámbito educacional, donde constatamos
la manifiesta búsqueda de imponer a todo evento, una preeminencia estatal ante
lo civil (ONG, Fundaciones, Mixto o Privado a secas), digo estatal pues su apuesta radica en eliminar definitivamente cualquier
opción de expresión privada vigente bajo el modelo de cofinanciamiento o más
conocida como educación subvencionada y de allí derivar a instituciones
dependientes del aparato burocrático estatal, con todo lo que se
puede imaginar. Lo anterior, bajo el argumento de dos premisas de dogma: una basada
en la supuesta existencia de lucro al interior de estos establecimientos, y la
otra, en la selección que llevarían a cabo estos establecimientos.
Tampoco debemos dejar de lado la omisión respecto al sistema
Municipalizado, al cual definitivamente se le pone una lápida, sin mediar siquiera un debido reconocimiento de las virtudes existentes, más allá de las
falencias. Se niega en este sentido una consulta a los alcaldes para decidir respecto Liceos o Escuelas bajo su administración y para que decir si existe algún atisbo de participación de los apoderados y padres. Tampoco se asume la experiencia de los llamados “Liceos emblemáticos”,
cuyos logros son evidentes, tanto en calidad como inclusión. –No-, ellos cometen el “pecado” de seleccionar
meritocráticamente, -Todos a la Tómbola- parece ser la consigna inspiradora. -Quitemos
patines-, -Nivelemos para abajo- Avanzar sin reconocer diferencias ni logros de los diversos establecimientos de nuestro país (esto suena parecido a pasar la retroexcavadora)
Por último, ningún ámbito del debate hasta ahora nos presenta el rol del profesor en este nuevo esquema.....
Por último, ningún ámbito del debate hasta ahora nos presenta el rol del profesor en este nuevo esquema.....
Antes de proseguir, es necesario precisar el hecho de no confundir la necesaria
oferta de educación pública, con la reforma en curso, que es algo radicalmente
distinto y que nada tiene que ver con lo planteado por la Nueva Mayoría.
Educación pública es un ámbito amplio que alberga a distintos
establecimientos y habla de su alcance, acceso, modalidad de trabajo y sobre
todo de un entender el quehacer educacional abierto a todos, sin existir
coerción de por medio. Nada más alejado de la actual propuesta que simple y
llanamente pretende supeditar la educación bajo tutela estatal.
Más allá de lo discutible del actual proceso, toda vez que tanto el justo
aporte de ingresos a quién trabaja y asimismo a quién debe gestionar un establecimiento
no impide desarrollar un adecuado proyecto educativo (basta ver resultados
SIMCE en el tiempo) y del mismo modo contar con criterios de selección para
asignar las vacantes de un establecimiento ( ¿cómo decidir dentro de 80
postulantes a quién asignar cuarenta vacantes?), apreciamos una creciente demonización de ambos aspectos,
llegando a niveles surrealistas. Por ejemplo, respecto a la selección un caso extremo es llegar definir por simple
azar a través de una tómbola (cual rifa de esas que se suelan jugar en clubes y
otras organizaciones) a que niños se asignan los cupos existentes.
No obstante lo oscuro del proceso, se asume que
cada punto es discutible (estamos aún en democracia) sin embargo, paradojalmente es este el aspecto donde se evidencia una carencia manifiesta, y
en donde cada vez más se demanda por parte de los interesados la opción de
participar. -No se escucha padre- notifican desde el gobierno y todo se
mantiene a oscuras.
Con todo lo señalado, que en sí es un tema de incertidumbre
generalizada, se suman más aspectos, y es allí donde los padres se comienzan a mirar entre sí, sin saber hacia donde se encamina el actual
camino trazado desde la Moneda. Esto, dado que hasta ahora el foco del debate
educacional se ha definido en reprimir opciones de desarrollo educativo,
variedad de colegios, diversidad de modelos educacionales, emprendimiento de
proyectos innovadores, restricción de la participación, entre otros ámbitos, y con
ello finalmente eliminar la libertad de los padres por decidir donde estudiarán
sus hijos.
Ninguna alternativa al menos conocida en el debate, que plantee opciones
de fundamentos para evaluar donde y cuanto
se estaría lucrando, límites del supuesto lucro, opciones de financiamiento
directo a los padres (vía Voucher), mejoras en el proceso de selección, nuevo rol de los profesores o una
propuesta precisa que asegure a los padres la calidad mínima deseada por ellos.
No, nada de eso, lo observado hasta ahora se funda básicamente en imponer un dogma (recitado cual mantra) y con eso, se debe
asumir que lo realizado y logrado debe arrojarse por la borda. Es más, se asume
de hecho que los padres serían una suerte de “incapaces” para decidir respecto a un tema de interés directo para
ellos, negándoseles de plano cualquier
opción de diálogo . Deseo dejar de manifiesto que este es el mismo gobierno que
por otro lado vocifera libertades para;
abortar, consumir marihuana y acceder a la “píldora” del día después... ¿?
Así, por un lado se abren amplias puertas para decidir y por otro ( educativo) se cierran espacios de decisión que hasta ahora se asumían como
inherentes al ámbito de la familia. Al respecto, un ideólogo del proceso busca
convencernos en la columna de un periódico de este sábado 29, que esta evidente
mutilación de derechos, sería en realidad
una carta de mayor ciudadanía, equiparable
al acceso de la mujer al voto,¿??...
Lo evidente, radica en que una vez aprobada la reforma los padres
perderán de hecho la capacidad de decidir
donde estudiarán sus hijos, pues serán
relegados a un rol de segundones y será el estado quién tome el control de la
educación de sus hijos de manera mayoritaria. Esto, ante un escenario de
escasas alternativas de elección, dado principalmente por aquellas fundaciones que puedan sobrevivir al verdadero corsé legal de la reforma, las
que además serán franca minoría versus la oferta masiva de los establecimientos
estatales. Los colegios particulares en tanto, se mantendrán en un porcentaje
no muy distinto al actual, y obviamente los
padres interesados deberán desembolsar un dinero que hasta ahora era subsidiado
por el estado para acceder a estos.
Así las cosas, el panorama no resulta halagüeño y no olvidemos que el plan inicial planteaba una rápida andanada en esta
línea, pues se refería a la compra de los actuales establecimientos por el
estado, y sólo con la reacción de diversas organizaciones y partidos,
vino la contraofensiva para evaluar la necesaria prioridad de “comprar fierros"…
No debemos asombrarnos al respecto, puesto que tanto el voluntarismo como
una implacable ética de la convicción (rayana en una ortodoxia de la intransigencia) han sido la guía
señera en esta y otras reformas, las que una vez puestas en marcha, terminan por
revelar lo que sabíamos de antemano, esto es; la inadecuada capacidad de responder a la
realidad (Me recuerda al Transantiago).
Si todo lo señalado le sorprende, le informo que esto sigue, pues una
iniciativa de última hora aprobada de manera poco regular en el Senado, prohíbe
publicar los resultados del Simce a
nivel de escuelas. Lee bien, se ha aprobado una medida que atenta contra el derecho de acceder a
información respecto al rendimiento de los alumnos que rindan la prueba
referida. ¿Los Padres?, -bien gracias- prescindibles, manipulables y sobretodo
sin reconocimiento de rol alguno por esta reforma…..
Asumiendo que hasta ahora no se ha explicado como llegaremos a la tan pregonada calidad y
excelencia en la futura educación estatal, cosa no menor, dado que involucra ni más ni menos, el futuro de
millones de niños y jóvenes de nuestra patria, seguimos simplemente a la espera
como ciudadanos en penumbras . Con esto, las dudas aumentan día a día, mientras el
debate se desvía con las conocidas consignas y promesas, que más bien se asemejan a una suerte de prédica
religiosa. En este sentido, no está de menos considerar que este proceso ha
tenido bastante de aquello, dado que hemos constatado una verdadera compulsión por imponer, condenar
y satanizar, más que argumentar, reflexionar y llegar a acuerdos.
Respecto a respuestas, estas al
parecer se han dejado guardadas “para más adelante”, pues de lo esencial nadie
parece estar realmente interesado. Por ello, que nadie llore por la
leche derramada, puesto que la administración no sólo esta operando junto a una compulsión voluntarista, sino también bajo la clásica
premisa nacional de: “Echando aprender
se aprende”.
¿Qué hacer?, es una de las preguntas en alza que se escucha por estos
días, la otra, ya más en retirada, es; ¿Cómo diablos caímos a esta situación?, Busque
sus propias conclusiones…….
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