De historias
familiares y recreaciones fantásticas, surge un realismo sin par
Mientras, a la luz de
Madre y hermana, va creciendo tu progreso
Entre libros, tanto aprendiz como encargado de biblioteca, hurgas en los confines de las letras.
Así, un día cualquiera
te detienes en la luz primigenia, representada por el Aleph
Permitiendo atisbar lo
elemental y profundo, apariencia y revelación del verbo
En tanto, con extensas charlas interculturales sobrepasas la frontera de Nación
De tal forma, convocaste en tus cuentos a la extensa familia de oriente sin distinción
Tuviste un alter ego, a no dudarlo, en aquél destacado creador de Morel y su invención
Juntos, hilvanaron
relatos policiales y aventuras diversas
Reconocido y citado,
leído y criticado, más tu mirada sempiterna no se alteró
Fue tu camino de
formalidad y estudio sin par, donde cada letra encajaba en ese tablero
imaginario que era el papel esencial.
No comulgaste con
agitadores de masas
Ni asumiste cánticos
de fanatismo
Tampoco tuviste temor
de contrariar lo establecido en tu
tierra y en otros lares, incluyendo la casa de Escandinavia.
Quizás buscando la
imparcialidad esquiva decidiste trascender la futilidad
Quizás por ello, un
día determinado decidiste atravesar el océano hasta llegar a las tierras de Calvino
Allí decidiste morar,
aunque bien lo sabes tu alma es universal
Donde Funes, el Mentao y otros, moran en espera de aquél Dios detrás de Dios
¿En qué espacio
paralelo te encontrarás hoy? –Simplemente lo ignoro-
Más desde el aquí
presente, despido hoy día un saludo en clave fraternal, para tí, gran artífice de
mis lecturas más preciadas.
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