martes, 8 de septiembre de 2015

Borges

Nace tu escrito allende Los Andes
De historias familiares  y recreaciones fantásticas, surge un realismo sin par
Mientras, a la luz de Madre y hermana, va creciendo tu progreso
Entre libros, tanto aprendiz como encargado de biblioteca, hurgas en los confines de las letras.
Así, un día cualquiera te detienes en la luz primigenia, representada por el Aleph
Permitiendo atisbar lo elemental y profundo, apariencia y revelación del verbo
En tanto, con extensas charlas interculturales sobrepasas la frontera de Nación
De tal forma, convocaste en tus cuentos a la extensa familia de oriente sin distinción
Tuviste un alter ego, a no dudarlo, en aquél destacado creador  de Morel y su invención
Juntos, hilvanaron relatos policiales y aventuras diversas
Reconocido y citado, leído y criticado, más tu mirada sempiterna no se alteró
Fue tu camino de formalidad y estudio sin par, donde cada letra encajaba en ese tablero imaginario que era el papel esencial.
No comulgaste con agitadores de masas
Ni asumiste cánticos de fanatismo
Tampoco tuviste temor de  contrariar lo establecido en tu tierra y en otros lares, incluyendo la casa de Escandinavia.
Quizás buscando la imparcialidad esquiva decidiste trascender la futilidad
Quizás por ello, un día determinado decidiste atravesar el océano hasta llegar a las tierras de Calvino
Allí decidiste morar, aunque bien lo sabes tu alma es universal
Donde Funes, el Mentao y otros, moran en espera de aquél Dios detrás de Dios

¿En qué espacio paralelo te encontrarás hoy? –Simplemente lo ignoro-

Más desde el aquí presente, despido hoy día un saludo en clave fraternal, para tí, gran artífice de mis lecturas más preciadas.

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