Hemos hablado en textos anteriores, de esa
particular similitud entre la mirada científica y aquella de signo intuitivo
hacia la realidad, que permite encontrar una intersección que arroja una imagen
ilustrativa del momento en que se desarrolla la historia.
Más que una coincidencia o simple metáfora,
hablamos de un evento de mayor envergadura, profundo y entretejido de cierto
misterio. Jung a través de la psicología transpersonal, definió el concepto
como sincronía, y lo describió como aquél que une sucesos cotidianos con
eventos de cierta trascendencia, y nos proveyó de extensos ejemplos. Así por
ejemplo, graficó el momento de la
decadencia del cristianismo en la historia, con la irrupción de los
revolucionarios franceses a la catedral de Notre Dame, llevando con ellos a la
estatua de la razón. Lo anterior, que constituye un hecho objetivo, a su vez
era coincidente con el término de la era de piscis, vinculando este símbolo con
el cristianismo inicial del “pescador de hombres”….
Nuestro país no escapa a estas extrañas
peculiaridades, así del año de la cabra transitamos al año del mono, con los
eventos que a esta altura del presente,
conocemos.
De un periodo -“Loco como Cabra”-, pasamos a
otro de -“Monerías”-, Esto es; comportamientos histriónicos, grandilocuentes,
disruptivos y contra toda moderación.
Ya no es el simple voluntarismo caprino, que se
asimilaba a la sobre idealización y ausencia de juicio de realidad, que cundía
febrilmente. ¡No!, en esta ocasión es la manifestación estrambótica y desatada,
digna del animal regente, es decir del Mono. Atención -Ni siquiera un primate
superior-….
Con esto, nuestro país comienza a ser escenario
de vociferación y gritos como forma de
comunicación. Nada se hace sin alaridos, asonadas de fuerza, desborde y obviamente
de una imposición sobre aquello que cada cual asume como su territorio.
El mono, es simple y llanamente una involución
de primate a un eslabón anterior, y con
ello, las usanzas propias de dicha perspectiva.
La racionalidad es desechada, el diálogo
aminorado y la expresión oral se reduce a coprolalia (ver epítetos del Diputado
Rivas a Luksic).
Se comienza a pensar que todo tiempo pasado fue
mejor (vaya aseveración) y que si no hay violencia, la cosa no vale; es
“Chanta”….
Así, los descampados del 21 de mayo (muerto
incluido) comienzan a ser parte del menú que como espectadores millones de
chilenos siguen día a día…
“Quién siembra tormenta cosecha tempestades”,
bueno, así vamos caminando a la crisis perfecta..
Nadie se toma esto muy en serio, aunque quizás
algunos si, y por ello atizan el fogón buscando que la hoguera alcance una
mayor magnitud. No dudo que si las cosas siguen como están, esto es; Ausencia
de liderazgo, desempleo en aumento, rechazo a los gobernantes y políticos en
general, demandas sin resolver y
además sobrealimentadas por una oferta
irresponsable vinculada a un populismo en ciernes, los hechos no serán de fácil
solución…
¿Que hace la Presidenta? , bueno ella sigue su
vida normal y espera con buena fe (me imagino) recuperar la simpatía de la
población. Lamentablemente, dicha opción se ve lejana, y más aún ahora, con una
querella desde su persona en contra de un medio de prensa nacional que difundió las
declaraciones de un imputado en el caso Caval, que cual sombra la sigue a todo
evento. Todo esto, asegurará mayor vitalidad a la tensión e histrionismo
existentes.
Los estudiantes protestan, las regiones
protestan, los trabajadores protestan y cada eslabón va creando una cadena de
límites que no facilitarán el movimiento del gobierno.
La oposición, tampoco capitaliza el
descontento, y se suma a los eventos de la era del mono aportando; reyertas
internas, renuncias, fractura de la unidad, escándalos financieros, entre
otros. Finalmente, pocos parecen interesados
en trabajar por una añoranza de cambio y
más bien se fían en el fracaso del gobierno ….
La sociedad se incomunica, los signos de
conflicto se encuentran a flor de piel y las expectativas de una parte de la
ciudadanía comienzan a dudar de nuestro propio desarrollo. Dicho sea de paso, palabras
como: crecimiento económico, empleo, tecnología, inversión, han pasado a ser
vetadas por una era, que sólo ve la demanda como único escenario y realidad…
Comenzamos a renovar los tabúes, de esta manera
palabras tales como; -dinero, lucro, riqueza, individuo, consenso, deberes,
responsabilidad, seguridad y otras-, han sido abandonadas y enterradas bajo la
mirada de los nuevos sacerdotes….
Todo esto, ha lanzado por la borda la ilusión
de un segundo tiempo amigable y enrielado sobre la convivencia cívica, y más
bien nos habla de un proceso con rasgos de ortodoxia creciente, donde el mono
aún tiene mucho que decir….
Si todo aquello no fuese lo suficientemente
nebuloso, deberemos afrontar un proceso constituyente, que no sólo requerirá
tiempo y participación, sino rescatar un concepto clave extraviado del vocablo
vigente; -Acuerdo-. En efecto, sin acuerdo, no habrá “casa de todos los
chilenos”, como gustan señalar los siúticos en relación a la constitución, y
más bien tendremos la ley del poder y hegemonía, como lo ha expresado el sacerdote
máximo de la nueva era constituyente.
En medio de todo esto, la realidad se entrelaza
con sueños y pesadillas, cada vez más crecientes.
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