Nuevamente Llueve, la tierra lo agradece
Nuevamente llueve, pese al designio de los cantos apocalípticos
La lluvia moja los cuerpos, contornea las rocas y limpia el lastre acumulado
Podríamos decir que es la medida de higiene natural de la tierra
Es de mañana, el frío cala los huesos. No obstante, ahí estamos
Mudos testigos de la lluvia
Las montañas por su parte se encapsulan bajo nubes grises, apenas se atisban
Es un momento especial, sus faldeos se pintan de blanco
Nuevamente el invierno reclama su autoría
Nuevamente nos pone a prueba
Rompe esquemas, derriba no solo árboles, sino ideas, juicios, temores
El río marrón se amplía, revolviéndose frenéticamente
Las calles desaseadas son pulidas por millones de gotas
Mejor trabajo ¿Donde?
El frío tempera las temperaturas hasta reducirlas a cero, o menos
De tal forma la naturaleza controla sus ritmos
¿Cómo nos controlamos nosotros cuando la exacerbación nos supera?
Sólo excesos, ira, rabia, llanto, destrucción
Cuanto podríamos aprender de nuestro entorno, si sólo observáramos más, en vez de hablar tanto.
La verborrea no es lluvia, es simple ilusión
Ceniza estéril que cubre los campos
Así, el frío despliega su terapia junto a la lluvia
Limpiando, aseando, enfriando, lavando los cuerpos
Bosques, valles y praderas perdidas
Asimismo, con la vieja ciudad destruida, desaseada y mal oliente
Nuevamente llueve
No habrá apocalipsis por ahora
Los sacerdotes del fin buscarán excusas
Siempre las tienen
Mientras tanto, afuera llueve
Pese a los que imponen cemento y pavimento
Bajo palabras de catástrofe climática
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