miércoles, 15 de julio de 2009
Cavilaciones Tras la Sombra
Cada día caminamos enjuiciando a los demás o coronándonos bajo laureles de méritos extraviados sin pensar en que nuestros actos tienen un sentido más allá del simple ejercicio de medir, comparar o denostar. Así, bajo el pedestal de Deidades imaginarias pretendemos sobrepasar a otros, esos otros que bajo la mirada arrogante de nuestro lente es aminorado y disminuido.
Tender la mano, ejercer nuestra naturaleza social es sólo oportunidad de ofrecer nuestra caridad, más que vivenciar la oportunidad de ayuda hacia aquél, que hoy emerge desde el desamparo y la debilidad.
Con que facilidad podríamos multiplicar nuestro trabajo si tan sólo nos dedicáramos a cultivar los frutos de la buena intención sin esperar recompensas o premios.
Decidir cómo, cuando y donde parece ser un enigma que nos sobrepasa en amplitud y extensión hasta más allá de nuestra potencialidades, de tal forma que nos esforzamos poco o nada en prestar una simple ayuda.
La capacidad de ahondar en la rabia, la ira o el temor nos conduce asimismo a ir alejándonos gradualmente del centro de la atención de nuestro eje social. De esta manera nos perdemos en la descalificación, intolerancia recubierta de prejuicio.
Menospreciamos la autenticidad por la apariencia y el oropel de lo ilusorio una y otra vez, sin ser capaces de visualizar el camino que con ello pavimentamos. Indudablemente nuestro trayecto no es un azar de casualidades sino es también en parte el sello de nuestros actos previos, elecciones, decisiones y opciones en algún momento de la vida.
La idea de trascendencia, de ir más allá de lo aparente tiende a debilitarse creando a ratos la sensación de vacío total, privándonos de ese sentido que acompañado de fe y esperanza iluminan nuestra existencia. No obstante la llama de constancia debe provenir de ese fuero interno que ha sido bañado desde la experiencia temprana traspasándonos la digna enseñanza y lección respecto al devenir.
Ser capaces de compartir, ser familia, multiplicar la amistad y por sobre todo ser lo suficientemente audaces para desafiar nuestra propia vanidad y poder mirar aún a aquél que en su momento desde el efímero pedestal del poderoso hoy se encuentra caído, abandonado y execrado por el sino.
Nuestro liderazgo implica no tan sólo ser uno más de la masa amorfa que se desplaza en medio de la actualidad, sino en marcar un sendero, definir temas y sobretodo tener la valentía de delinear aquello que no nos convence o nos parece atentar contra la esencia de nuestra humanidad.
Emerger desde las sombras para traspasar las fronteras de lo simplemente esperado para ir en busca de nuestro devenir, asumiendo claramente los desafíos de nuestra humanidad una y otra vez con la satisfacción de creer en nosotros desde el sencillo anhelo de construir e impulsar los sueños.......
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