En el hermetismo de la soledad vana, me vi sumergido de pronto ante la lejana ciudadela que esperaba mi llegada.
La sensación que percibía en mí no era del todo molesta sin embargo el sabor amargo, la incipiente nostalgia y melancolía brotaban como una planta que renace en primavera. Así la sensación de desazón, sin una clara precisión ni motivo era algo molesto y que perturbaba mi ánimo inicialmente optimista y alegre….
Cavilaba respecto a las posibles causas y dentro de mi memoria surgían las típicas diferencias, la distancia del origen, de aquellos apreciados y afectuosos lazos que se habían delineado y perdido en el tiempo.
Simplemente no era el mismo de antaño, la vulnerabilidad se acrecentaba y me estaba convirtiendo en un añoso sentimental…….
Intentaba entonces imaginar la sonrisa especial de: Ella, mi imagen arquetípica anhelada, encarnación de amor, afecto y dulzura. Reflejo del más lejano interior, percepción primigenia que labré en mi desarrollo a través de vivencias, experiencias y revelaciones.
En un instante surgió el destello que aviva el impulso vital de nuestras vidas, esa sensación de ganas de existir, de mantenerte al frente de anhelos, sueños y luchas epicas sin claudicar ente la fatiga, desesperanza y frustración….
De tal forma proseguí mi camino, las luminarias aunque lejanas aparecían nuevamente más cercanas, invitándome a emprender el viaje de regreso a lo conocido donde seguramente bajo el calor del fuego del hogar estaría Ella, para acogerme en su regazo de hembra mítica y curar mis heridas…….
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