El mito nace del encuentro primigenio entre el Hombre y la divinidad expresada en actos, eventos o apariciones diversas. El término mythos (μῦθος), en griego clásico significa aproximadamente ‘el discurso’, ‘palabras con actos’
Surge en un instante indeterminado, en una suerte de “pausa y apertura” entre el mundo de los Dioses y el de los Humanos.
Dicho encuentro no está acotado a una época determinada, pues a través del tiempo constatamos en forma permanente dicha manifestación, por ello hablamos de una función dinámica y presente del mito, más allá de que algunos de estos puedan caer en desuso , ser olvidados o simplemente refutados desde la lógica meramente racional o materialista.
El testigo o elegido si hablamos en clave teológica, se torna así en ungido entre miles y asimismo es el llamado a iniciar un nuevo camino (Moisés, María, Buda, Mahoma, entre otros).
De esta manera deviene la trama del relato, la comunicación hacia los otros de este episodio marcado nítidamente por una suerte de revelación y de allí a la cimentación de las bases de las evocación de aquél instante primordial constituidas ahora en el Rito. Este apela a la evocación del encuentro y a través de un proceso estructurado tiende a repetir y transferir el mensaje inicial.
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