La simple evocación de aquél instante de placer, cobijó por un momento la calma dentro de la conciencia de nuestra invitada. Su faz develaba tranquilidad, esa tranquilidad propia de quién se deja ir por los compromisos y normas que a ratos se asimilan a un yugo, no obstante representar una guía seductora de certezas.
Con esa idea nos atrevimos a invitarla a hablar de su actual situación, la sonrisa invadía su rostro y esa mirada de satisfacción no desaparecía, no obstante que se encontraba en un taller de terapia grupal.
Nada parecía importarle, luego de haber decidido romper con su dependencia con las drogas y haber luchado titánicamente contra esa fuerza que le llevaba compulsivamente al consumo.
Así, al mencionar su nombre, la puerta se abrió tímidamente dejando entrar a la invitada, la misma que hace poco había renunciado a ser parte, ahora nos integraba, extendiendo su humanidad hacia los otros, que como ella habían avanzado en el diálogo del yo-tu, en una visión de unidad, encuentro e identidad desde la comunicación y comunidad del reconocer al otro en mí, para luego saltar a la ansiada liberación......
Caminó con energía para luego ocupar un puesto central en la sala, observó y atisbó a los presentes como si quisiera capturar la esencia de aquél instante. Luego dió paso a su presentación, historia y presente ante la mirada expectante de los asistentes, que como ella en algún momento, iniciaron su camino de búsqueda más allá de las ataduras que antaño habían sido dulces cadenas vestidas con la ilusión de libertad......
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