Es verano, los días soleados campean , los panoramas se tornan algo lentos y la misma ciudad se expresa difusa, como evaporada y nada logra evocar frescura, salvo quizás una cercanía al mar, un lago del sur o simplemente un buen árbol de aquellos que con su follaje nos resguardan de ese sol inmisericorde que lanza sus rayos sin mediar compasión… Como sea, una alternativa a este ambiente bien puede ser la lectura plácida a la sombra y un buen libro, uno de aquellos que abren nuevas sendas, las mismas que buscamos en nuestra realidad y que bajo una adecuada inspiración puede brotar desde esta otra dimensión.
¿Cómo lograr esto?, una buena opción es la ruptura de esta suerte de embotamiento a través de una lectura dinámica. Por ello, que mejor que el texto que he comprado hace algunas semanas y que ahora salta, literalmente a mis manos: Humor Sufí; El poder espiritual de la risa. Este texto corresponde a uno de tantos de la obra de Idries Shah ( escritor afgano fallecido en 1996) y conocido por su capacidad de plantear una mirada renovada del sufismo a través del humor y a partir de allí romper los esquemas de rigidez o simple estatu quo que nos rodea..
Cada cuento es una revisión y asimismo una sutil bofetada a despertar, salir de la mirada simplista y hacerlo no necesariamente a partir de la razón sino de una situación de inquietante paradoja, para ello el chiste emerge como una agente significativo, pues no encontramos entramadas historias o fundamentos de elevada abstracción sino un chiste, algo que ha sido estudiado como vehículo de la expresión inconsciente hacia las esferas de una realidad calma y desde allí entonces el alto potencial de este material para la reflexión y enseñanza con aspiraciones de amplitud.
A continuación detallo algunos de estos elementos que componen el ingrediente vital de esta corriente impulsada por Idries Shah:
Músculos
Érase una vez un hombre que contrató un curso de musculación por correspondencia. Cuando hubo terminado, escribió a la empresa que se lo suministró, diciendo: - Señores, ya he terminado las lecciones. Por favor, envíenme los músculos.
A menudo la gente confunde una cosa con otra o simplemente espera sin más, resultados que no serán sino parte de un proceso ligado a un trabajo particular y radicado en nuestra responsabilidad. Al escuchar que los milagros se asocian con la religión, creen que las cosas son milagrosas cuando no lo son, o intentan encontrar lo milagroso a expensas de la verdad…
Este chiste me hace eco sobretodo en temas como la educación y los logros de ella, no basta por sí un curso como el detallado sino un buen estudiante que desarrolle este concepto desde su realidad. Es por esto que muchas veces somos presa de una ansiedad y desborde que lleva a encontrarnos ante un caso muy similar al que veremos a continuación.
Pintado
El modo de responder, al tiempo que se ofrece una analogía es mencionar a quién se le preguntó por qué estaba pintando con tanta prisa. Su respuesta fue:
- ¡Me queda tan poca pintura que tengo miedo de que se termine antes de que haya pintado esa puerta!
¿Cuántas veces trastocamos el proceso?, intentando burlar el sentido de nuestro quehacer e intentando engañarnos. ¿Con cuánta pintura contamos realmente? y sin embargo pretendemos birlar a los demás con apariencias en nuestro hacer.
Esta conducta nos lleva a un hacer de apariencias, de acciones express, sin el sentido de comprensión respecto a que requerimos para poder "pintar", pues más que ademanes nos debe interesar el contenido de "pintura" requerido.
Este chiste se asimila en un sentido inverso al que apreciaremos a continuación.
Lo que quiere
Un hombre entró en un a farmacia y pidió un regenerador de cabello.
-Por supuesto, ¿quiere un frasco grande o pequeño?
- Uno pequeño, sin duda, ¡ no quiero tener cabello muy largo!
1 comentario:
¿Cuál es el nombre de la representación? ¿Cuál es su significado?
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