El tránsito por la ciudad, carreteras y el entorno en general en un sentido amplio, permite constatar el alcance del hombre en dichos espacios. En efecto, la extensión del avance del "homo sapiens" deja huella, una suerte de rastro que resulta evidente y asimismo clarificador de quién ha cursado con anterioridad a nuestra presencia. De esta forma se vale la arqueología para indagar en culturas de antaño y asimismo clasificarlas conforme a su estadía, intercambio y reseña en el mundo.
Al respecto Heidegger agrega: "Al habitar llegamos, así parece, solamente por medio del construir. Este, el construir, tiene a aquél, al habitar, como meta".
Por ello, resulta revelador que al transitar seamos testigos que más que ese "construir", se presente un destruir, deteriorar, derrumbar, arrasar y literalmente difamar el ambiente. Lo señalado no tiene que ver sólo con la expansión del hombre y su técnica, que ha sido interpelado desde los movimientos ecológicos hacia fábricas, buques factoría o cazadores furtivos en alta mar, sino más bien al habitante, es decir aquél que mora, vive o viaja en el mundo que supuestamente le invita a construir como parte del ser integral.
En este sentido, constatamos por ejemplo en las calles la presencia de basura, desechos y contaminación por parte de quién supuestamente es "parte de" ese medio en el cual se halla inserto. Asimismo observamos la denostación estética hacia el entorno en un sentido culmine a través del graffiti en donde la traza de líneas, esbozos de rudimentaria significación no realzan sino más bien tienden un manto declaradamente de agresión. Por otro lado, evidenciamos la destrucción literal de la ciudad a través de supuestos ejercicios democráticos de protesta. ¿Puede la democracia entenderse como destrucción acaso?, es la pregunta que interroga a los ciudadanos una y otra vez, al verificar la asonada de huestes que sin contemplación destruyen el entorno como si este fuese algo ajeno o simplemente como huella de la misma raíz de aquellos que destruyen bosques o matan ballenas.
Ese habitar indudablemente delinea un perfil de como el sujeto que vive en la ciudad, entiende su presencia y su permanencia en ella; es decir desde el dominio, afrenta e injuria.....
Heidegger asume en el texto Construir, habitar y pensar, una reflexión iluminadora en este sentido:
"La tierra es la que, sirviendo, sostiene; la que floreciendo da frutos; extendida en riscos y aguas, abriéndose en forma de plantas y animales.Los mortales (los hombres) habitan en la medida en que salvan la tierra. Salvar la tierra no es adueñarse de ella; no es hacerla nuestro súbdito, de donde sólo un paso conduce a la explotación sin límites".
Representa entonces la relación del hombre con los lugares, una trama de sentido para asumirlos como "parte de" nuestra propia existencia, nuestro albergue, hogar o morada que nos proporcionan identidad y asimismo reflejan como el espejo nuestra forma de ser en el mundo.......
Todo esto, en manifiesta divergencia con el panorama de desinterés, agresión y ruptura que representa el arrojar basura en calles,parques o inclusive en el acto de abandonar mascotas a su suerte en ese lugar como observamos en nuestra vida diaria..
¿Qué ocurre en Chile?, ¿Que relación tenemos con nuestro entorno?, para validar estas conductas de habitar y relacionarnos con el medio hasta llegar a convertirlo en un verdadero basural, desnaturalizando su esencia......
Probablemente debamos asumir una mirada de mayor alcance, que entienda nuestro tránsito y habitar más allá de nuestra mirada egoísta y banal, por otra de respeto, cuidado e integración con nuestro espacio que nos alberga........
No hay comentarios:
Publicar un comentario