Sin hablar, hablaste
Sin decir, dijiste
Como el viento, que susurra entre montañas
El silencio eterno que alberga mil almas en la punta de un alfiler
Nada temiste, sólo sonreíste
Pues con tus pasos habías cruzado la senda
No tuviste sentimiento de culpa
Pues de ti nada dependía
Sólo transitar en el camino
Vaciar tu mente e interpelar la nada
Dejar de lado los demonios
También los Dioses de omnipotencia
Desplomar a cada uno de los prejuicios
hasta la absoluta desnudez
Para luego volver a empezar
Así como el ciclo vital
Con cada estación una oportunidad
Instante de revelación
Que acompaña nuestra vida
Como las nubes desplazadas
En un ir y venir
Tránsito de eternidad
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