Anitya es
una de las tres características de
la existencia, una doctrina esencial del budismo. El término expresa la idea budista de que toda
existencia condicionada, sin excepción, está sujeta al cambio; la palabra
significa literalmente "transitoriedad", "cambio" o "no permanencia".
Cuestiónate
si alguna vez has visto o encontrado un ser sobre o bajo tierra que no haya
experimentado la muerte. Si la respuesta es no, permanece en meditación con la
conciencia de que tú también experimentarás transitoriedad. Incluso tu opinión y
tu visión así como el esfuerzo que inviertes en pensar en las cosas, sean
beneficiosas o no, distraídas o conscientes, es efímera. Siempre que puedas,
contempla la transitoriedad y cambio de todas las cosas, dentro y fuera de
tí.
Por muy fuerte que sean nuestra fijación y apego, no podemos llevarnos bienes materiales, cuerpo físico, amigos, parientes, maestros, séquito o discípulos. No importa cuantos seres queridos nos rodeen en esta vida deseando no separarse nunca de nosotros; no importa qué rango o poder tengamos, no importa cuánto nos hayamos esforzado en mantener un hogar, una posición, conocimientos o habilidades en la oratoria o el debate, nada puede incorporarse a la experiencia de la muerte.
Pero liberarse del apego no consiste en perder el interés por las cosas, sino en aceptar que el dolor de la experiencia surge de negar la transitoriedad, atrapándonos en las vicisitudes de la vida o preocupaciones mundanas. Aceptando la transitoriedad de la vida no nos aferramos a ella, librándonos del apego y gozando de libertad para ocuparnos de ello de forma relajada.
Bajo este punto de vista la vida puede parecer fútil, pero los cambios no son negativos siempre, ya que es la esencia de la vida y resulta vital para el crecimiento interior. La vida sería fútil si no hubiera cambios, ya que no se corregirían los errores. Del mismo modo que lo que nos gusta acaba, lo mismo ocurre con lo que no nos gusta.
Al escuchar inconscientemente el fluir del agua, ¿no genera la impresión de que está creando un ritmo?. Sin embargo, ni una sola gota de agua pasa dos veces por la misma piedra y el rumor del agua precipitándose sobre las rocas está cambiando constantemente. La percepción de uniformidad es una ilusión de la mente, los oídos y ojos humanos. El agua que ha fluido una vez a través del lecho del río jamás puede repetir su curso. La vida humana no es diferente. Nuestros ojos y mente mundanos son los únicos que ven lo de ayer como igual a lo de hoy.
“Si pensamos detenidamente en el cambio, este nos enseña que debemos disfrutar de nuestras experiencias sin aferrarnos a ellas. Para disfrutarlas, para aprender lo máximo de ellas, tenemos que apreciar su intensidad al máximo en el momento presente siendo conscientes de que pronto terminará y tendremos que aprovechar, disfrutar, abrazar cualquier cosa que venga después.”
“Aprender sobre el cambio nos enseña a tener esperanza. Porque el cambio está dentro de la naturaleza de las cosas, nada es fijo, ni siquiera nuestra identidad. No importa lo mala que sea la situación actual, todo es posible. Podemos hacer cualquier cosa que queramos, podemos crear cualquier mundo en el que queramos vivir y podemos convertirnos en cualquier que queramos ser"
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