Vino el sueño que transporta hacia otros confines,
esos que no son de este espacio, aunque laten en la raíz de esta tierra.
Soñé con la presencia de una mujer
Su rostro se mostraba triste
Sus pechos expuestos y sus manos laceradas
Me dijo: "Soy la ubre de esta tierra"
Soy el alma, que cubrió a tus abuelos y amamantó a su progenie
Hoy, luego de mucho tiempo estoy aún presente
Sin embargo, olvidada
Tus hermanos me olvidaron, tus padres también
El pulso de montes y ríos aún corre bajo mi signo
Sin importar tus edificios de cristal o tus bestias rugientes
Cada vez que comes te alimentas de mi. Directa o indirectamente, tu sueño vuelve a mi.
Volvió a mirarme de manera insistente
Sus ojos evidenciaban el tiempo de espera, el llanto y la alegría
con que paría su historia de alzas y pesares.
Movió sus manos, como amasando el viento, y este le obedeció
Fue algo sorprendente
Sentí el viento bailar en mi rostro
Lo mismo la lluvia, el espacio y tiempo
Todo eso junto. Además de recuerdos, imágenes y emociones
Ví desfilar años idos, lluvias pasadas y aves en altura volando
Mientras la simiente de la humanidad corría a buscar refugio
Entre bosques y montañas perdidas
Olí el aroma del mar, con su rocío de sal, que va quemando la piel
Todo eso presencié ante esa mujer
Luego, como suele suceder en los sueños, cada imagen fue disolviéndose
hasta despertar en medio de la noche
Afuera, el canto de las aves rompía el sonido metálico
En tanto, la luna alzaba su viaje e iluminaba la senda del antiguo viajero
No hay comentarios:
Publicar un comentario