El cielo silente, guarda siempre sorpresas
Desde sus entrañas emergen criaturas de viento, agua y fuego
Que nos interpelan sin cesar
Detrás de las cavernas, la mirada es sumisa
Dentro de la estepa, respetuosa
Incluso en grandes fortalezas, es siempre observado
Porque de pronto, sin avisar escurren sus voces
Los Dioses salen del pasmo y agitan los villorrios
Para recordarnos nuestra naturaleza y lugar
Así, largo tiempo, no ha caído agua
Larga agonía de pastizales y campos
Bestias muertas y hombres diseminados a los cuatro extremos del mundo
Deambulando en medio de caminos perdidos
Ríos estériles, aguadas extintas
Mortalidad que remece la humana existencia
Mientras, las nubes prosiguen su largo viaje en busca del destino
Llegan hasta el monte de la gran cadena, para alzarse y precipitar
De tal forma en la noche se escuchan las escaramuzas
Donde el baño de agua que lava el rostro de la tierra, también humedece la vida alicaída
para esclarecer el largo tiempo de polvo y sequedad
Los hombre y mujeres guarecidos, escuchan la sinfonía de gotas
Mientras los árboles se mecen, en una danza de placer
A las afueras, los cauces crecen al ritmo de una lluvia implacable
Que limpia, arrasa y devasta
¡Es el ciclo de la vida!!
es el hablar del cielo y de los dioses
Designio intrigante que agita nuestros días
Mientras tanto, una fogata combate el frío de los huesos
Manos enrojecidas acumulan las pertenencias desparramadas
y otros pocos alzan sus plegarias en la sombra
Ha llegado la lluvia
Regará nuestros suelos y lavará los áridos rostros
Para enfrentar un nuevo día y alzar la mirada hacia las alturas
Sabiendo que los ciclos inescrutables, siempre nos aguardarán
Cielo, Mar y Tierra
Existencia de encuentro y revelación
Que aún sorprende y agita nuestros torreones de envilecimiento
hasta horadarlos y dejarlos caer
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