-Vivimos para vivir-
Soltó el viejo en su aposento
Allí en la montaña, mientra veía pasar el tiempo
-¿Cómo?-
Surgió una voz difusa, extraña, imposible de identificar como interna u externa
- Pues como nos parezca- añadió inmediatamente el viejo
De la manera más conveniente, de acuerdo a nuestra creencias.
Eso, mientras vivamos, dado que al partir seguimos un camino que nos separa de la senda anterior y por tanto lo que allí ocurra no es materia de preocupación.
El mundo siempre sigue. - Agrego-
Aunque sea para terminar.
El mundo siempre encuentra un equilibrio, aún para desbalancearse.
Y así prosiguió sus reflexiones
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