martes, 7 de abril de 2015

Desastre en el Norte : ¿ Eterno Retorno?

Informes internacionales informaron anticipadamente la inusual  dimensión de  la tormenta que se aproximaba hacia la zona  norte, sin embargo poco o nada se hizo desde la autoridad competente.

Este comportamiento no deja de sorprendernos, pues evidencia una conducta ya conocida en el pasado respecto a otros fenómenos similares por parte de la autoridad y  que a la postre devinieron en destrucción y muerte para los habitantes de nuestra tierra....

¿Autoflagelantes por vocación?, ¿Negligentes por Naturaleza?, la verdad es que estas, y otras preguntas sobran en la mente de miles de chilenos....

Por ello, al ver por televisión  las noticias el día de ayer, no pude contener la sorpresa al constatar que las autoridades centrales de emergencia, -estaban molestas-, ante la iniciativa del Alcalde de Pucón por declarar alarma ante la actividad del Volcán Villarrica....????

¿Alguién entiende algo?, Creo que nadie. La misma autoridad central que desdeñó los informes meteorológicos provenientes desde EEUU en relación al frente climático que azotó el norte, ahora muestra un celo exagerado por la iniciativa preventiva del Alcalde...

Sólo un país esquizofrénico y demente puede caer en este tipo de manifestaciones de centralismo y control absurdo.

Si en el norte, los alcaldes hubiesen tenido esta iniciativa muchas vidas se habrían salvado. Sí, -esa no es una sentencia temeraria- sino fiel al mínimo sentido común que debe guiar a quién se supone es la : autoridad....

A nivel local, ningún municipio contaba  con un sistema de monitoreo, -que pudiésemos llamar básico-. Esto es, un pluviómetro que permitiera conocer la cantidad de agua caída a cada instante, y de allí emitir un aviso de alarma a la población.

Considerando que "todo el mundo" dio sermones en forma posterior, respecto a las precipitaciones promedio de Atacama y Antofagasta, entonces bastaba tener un sistema de medición (entiéndase pluviómetro) para percatarse a las tres horas que este frente era anormal. De allí, a dar aviso a dejar los hogares, trasladarse a sectores protegidos  ( estoy pensando en una ciudad que cuenta con planes de este tipo de contingencia) no era muy alejado pensar que con ello probablemente, los espectáculos dantescos  de personas arrastradas por torrentes y crecidas del río no habrían sucedido.

Asimismo, durante y después del episodio, tampoco se ha constatado una organización civil acorde con la magnitud del evento, tales como; grupos juveniles, voluntariados, clubes de diversa raigambre, y tanta instancia que de manera bien coordinada y con herramientas,  pudiesen haber sido de apoyo en los días posteriores (para ello, se requiere un trabajo previo, planes, reuniones y detrás obviamente alguien que convoque). 

Es más, en alguna época hubo una Defensa Civil, que en esta oportunidad podría haber colaborado en guiar, ayudar a los afectados, instalar sistema de apoyo, traslado, etc.

Como ya hemos observado, tanto con el caso del mar o los volcanes, existen opciones de alarma que permiten alertar a la población y reaccionar a tiempo. Se conocen vías de escape, locales de albergue, etc. En este evento -Nada-, ni siquiera un atisbo que facilitara a las personas escapar a espacios de mayor altura.

Tan grave como los hechos ocurridos, es sin embargo la feble capacidad de reacción en la fase de  proceso y posterior desde la autoridad central.  Una  presencia de ayuda efectiva mediante sistemas de acceso tanto aéreo como terrestre, comunicación en red, entrega de soporte  en material de trabajo, alimentación, abrigo, medicina, instalación de albergues entre otros es vital cuando se enfrenta catástrofes de esta dimensión. Todo esto,  ha sido más bien tardío, cuando no derechamente  a destiempo.

Concedemos que para el ciudadano común y corriente la ruptura de un puente, desborde de un río o destrucción de un camino pueden ser impedimentos, sin embargo: ¿Que sucedió con nuestra Fuerzas Armadas y de Orden al respecto?

Por otro lado, concedemos que para dirigentes sociales, este suceso puede haberlos superado, sin embargo volvemos a preguntar : ¿ Que sucedió con Alcaldes, Gobernadores, Intendentes, Ministros y Presidenta incluida?

Todos ellos remunerados, supuestamente profesionales y competentes.
Todos ellos con la capacidad de anticipar, contar con planes, insumos informativos, sobre el común y corriente de los chilenos.....

La preparación profesional los lleva a tener otro estándar y de allí que las exigencias sean distintas.

A nivel Político la situación no deja de ser pasmosa; conferencias, viajes, reuniones, no apuntan al problema esencial, y el liderazgo ha brillado por su ausencia.

Como corolario, hemos obtenido: Regiones aisladas, ciudadanos desesperados, verificación de protocolos inexistentes, desconocimiento de la población respecto a lugares de albergue, en síntesis un sistema centralizado que vuelve estéril la opción de trabajo desde las regiones.

Si bien es cierto que el sistema de lluvia fue excepcional, no deja de ser menos cierto que existieron señales de alerta que nuestra institucionalidad no supo procesar debidamente ( informes previos, comunicados desde centros extranjeros, etc.). Por lo demás, para aquellos que buscan justificaciones, debemos recordarles que una catástrofe tiene entre sus componentes una variable de alto impacto, que un sistema acorde debe sino evitar,  a lo menos prever y definir estrategias de acción para minimizar su efecto una vez ocurrido.

Eso al comienzo, pues una vez que el curso del acontecimiento se ha desvanecido, la acción en respuesta debe ser de alta coordinación y con sentido de efectividad hacia la población.

Conocemos las lamentables experiencias de Chaitén, Tocopilla, 27 F, como para seguir sumando mayor ineptitud. 

Hoy Chile demanda:

*   Un sistema de emergencia  actualizado y no su anacrónico modelo vigente. 
*  Un sistema de base por cada región, con una alta coordinación entre los diferentes niveles: individual, comunidad, ciudad y Región.
*   Apoyo logístico y de funcionarios especializados
*   Fortalecer las agrupaciones civiles, definir  protocolos y centros de información

Hoy Chile demanda un trabajo preventivo y de respuesta coordinado, con diseños descentralizados y orientados a superar la burocracia.

Asimismo, un sistema integral a nivel nacional con diversos actores públicos y privados.


Sabemos lo que sucedió en Tocopilla y Chaitén, donde se prometió reconstrucción e incluso traslado, sin embargo al poco andar ambas ciudades fueron olvidadas a su suerte.

Por ello Atacama y Antofagasta, no puede repetir los errores del pasado y deben exigir una efectiva reconstrucción.

Mientras escribo esto,  el Sur, -nuestro Sur- se incendia y hectáreas tras hectáreas se tornan en tierra yerma.

¿La autoridad?, bien gracias. Lejana, pensando en como zafar de la tela de araña de su propia corrupción o en proyectos salidos del Fumadero de Opio, tales como:  Asamblea Constituyente.

Escasez de personal, material y tecnología (Helicópteros, Aviones Cisternas) han permitido un avance que sólo parece posible de frenarse paradojalmente con una lluvia.

Chile exige un trabajo bien hecho, de capitán a paje, sin excepción, el tiempo de las  Utopías Globales  ha muerto. Bienvenidos los sueños: Vamos a construir Chile con Trabajo, día a día. Sin promesas estériles ni atajos de tercera categoría, sino de la mejor forma; responsable y con oído atento a cada voz a lo largo de nuestra nación....

Chile Puede y se lo merece...............

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