jueves, 28 de octubre de 2010
Vivir Amargo
El silencio invadía todo el espacio, tornando aquella sala en una suerte de estepa lejana y privada de cualquier influjo de calor..
Así, encima del suelo reposaba el cuerpo de ella, inclinada, meditabunda, inmovilizada de cualquier acción, catatónica como la más fiel estatua, su mundo era otro, lejano y distante.
Nada en ese momento le importaba, no vestía nada, la desnudez era muestra manifiesta del deseo de abandono y de entrega a la nada, al instante primero en que sólo su ser se encontraba en esta realidad.
Ella recordaba los instantes de amor, las manifiestas muestras de amor de el, mientras volvía del ayer, le recorría el presente frenético de dolor, el mismo que le recordaba que aquellas emociones no volverían, pues el se había marchado para no volver más; asi había dicho, así había sentenciado el fin de aquello....
No deseaba nada más que comprender;¿Porqué?, sin embargo la tristeza con su largo manto de melancolía la consumía con el fuego del desengaño.
La ira apenas emergía pues no era su momento, el golpe había sido fuerte y tan sólo se esforzaba en realizar un sólo acto a la vez, en este instante era; entender.......
Los ruidos lejanos se colaban e iban rompiendo el silencio inicial, sin embargo nada lograba sustraerla de esa suerte de peregrinación interna, así su mirada se enfocaba por la ventana hacia ese mundo lejano, tan lejano como su amor, que hoy ya no estaba, mientras rumiaba la desazón del abandono abriéndose a la orfandad de los corazones que vagan sin cesar en medio de tinieblas de afectos y recuerdos......
Su cuerpo desnudo realzaba la belleza de sus formas, más que importaba aquello para ella, cuando su alteridad había sido derribada y alejada del campo fértil de su regazo para emprender nuevas aventuras.......
Adios, adios murmuraba una y otra vez, como un mantra intenso que bregaba por curar su dolor, aunque este durase mil años y el fuese inmortal.....
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