En este escenario de claroscuro ambiental, corre paralelamente un símil del mundo cotidiano de la ciudadanía, en donde también encontramos señales de cierta amenaza y ambigüedad. En efecto, frente a las próximas elecciones primarias a realizarse en nuestro país, nos enfrentamos al hecho de que muchos colegios habilitados como locales de votación están tomados por alumnos. Producto de lo anterior, se ha producido un debate respecto: -¿Que hacer ante dicha situación?- .Frente a la alternativa del desalojo, han surgido diversas voces que avizoran escenarios extraídos de una verdadera película de terror.
Lo anterior, me ha recordado inmediatamente el concepto de Proyección, el que refiero para una mayor comprensión de los planteamientos realizados por diversos actores políticos frente al hecho hipotético del desalojo de los estudiantes.
La Proyección es un
mecanismo de
defensa que opera en situaciones de conflicto emocional o amenaza de origen
interno o externo, atribuyendo a otras personas u objetos los sentimientos,
impulsos o pensamientos propios que resultan inaceptables para el sujeto. Se
«proyectan» los sentimientos, pensamientos o deseos que no terminan de aceptarse
como propios porque generan angustia o ansiedad, dirigiéndolos hacia algo o
alguien y atribuyéndolos totalmente a este objeto externo. Por esta vía, la
defensa psíquica logra poner estos contenidos amenazantes afuera.
Aunque el término fue
utilizado por Sigmund
Freud a partir de 1895 para referirse específicamente a un mecanismo que
observaba en las personalidades
paranoides o en sujetos directamente paranoicos, las diversas escuelas psicoanalíticas han
generalizado más tarde el concepto para designar una defensa primaria. Como tal, se encuentra presente en todas las estructuras psíquicas (en la psicosis, la neurosis y la perversión). Por tanto, de manera atenuada,
opera también en ciertas formas de pensamiento completamente normales de la vida
cotidiana.
Con frecuencia se utiliza
también el término como sinónimo de otro concepto psicoanalítico, el de transferencia. Aunque están
relacionados, no significan exactamente lo mismo, siendo la proyección un
concepto más amplio: la transferencia es una forma particular de la proyección,
en la que los deseos inconscientes correspondientes a una situación relacional
del pasado se reactivan y transfieren (proyectándolos) a una nueva constelación
de relaciones presentes.
Para el sujeto, los
pensamientos, deseos, hábitos, actitudes, sentimientos duraderos o momentáneos,
ideales o esperanzas, así como las aptitudes configuran un mundo que le es
propio. De este modo, el «mundo» podría
ser una configuración que proyectamos continuamente. Desde la vertiente
filosófica, este tipo de situaciones ha sido analizado por el enfoque
existencial, de modo especial por Martin Heidegger, quien otorga a este proceso
«proyectivo» y conformador de mundo un matiz ontológico. Según este autor, el
mundo interno tiende a teñir el externo con su propia configuración. Un ejemplo
de la vida cotidiana podría ser lo que se denomina «deformación profesional». El
comerciante ve
su mundo como cosas que pueden comprarse o venderse. El economista vive
proyectando los esquemas de visión de su ciencia, y así todo es «bienes»,
«intercambio», «producción», «consumo», «costo», «beneficio». Algo análogo
acontece con cualquier oficio o actividad.
De esta forma, las frases que hemos oído esta semana, tales como: " Baño de Sangre", "Militares con Metralleta", entre otros, no son sino la manifestación del yo interno que habita en cada una de las personas, que simplemente emergió al exterior, ante un evento generador de incertidumbre y ansiedad.
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