Casi como un Deja vu, es la sensación que experimento al leer un reportaje del Mercurio con fecha 22/06/2013, en donde el Alcalde de Villa O'higgins hace severas y preocupantes denuncias respecto al abandono de dicha comuna. Señalo el -casi-, porque si bien experimento la sensación de haber vivenciado esto no una, sino muchas veces, recuerdo inmediatamente que estoy en Chile, el mismo País centralista que llevó a un historiador a señalar que la patagonia: "No vale ni la tinta de mi lapicero". El mismo País que ha olvidado Chaitén, Colchane, Alto Bío-Bío y tantos otros lugares de cuyo nombre no puedo acordarme..
El mismo Chile que ha postergado el avance de la carretera austral en desmedro de los colonos, ante la amenaza encubierta y directa de un poderoso "Turista" avecindado en la zona. El mismo Chile que ha prometido un puente para Chiloé y que sólo hace pocas semanas debió realizar esfuerzos para responder ante las demandas de salud de esta isla esencial.
En fin,obviamente que en dichos lugares no existen masas que queman lo que se encuentran a su paso, o no poseen el poder del Lobby para "convencer" a las autoridades de turno de mejorías elementales. Como sea, resulta indignante volver a ser testigo de nuevos episodios, de la muestra patente de incapacidad, indolencia e ineficiencia de la autoridad a todo nivel.
¿Que debemos esperar?. Acaso una nueva desgracia, una amenaza flagrante de los vecinos "amigos" de ampliar los mapas o simplemente que literalmente Villa O'higgins arda en llamas para buscar soluciones....
Junto con lo anterior, otro hecho anexo presenta nuevas aristas de preocupación para dicha localidad,pues la fuerza policial habría dejado un puesto de avanzada para asentarse a unos 15 kilómetros de retén original....
Nadie parece saber nada, las autoridades centralistas en tanto, cuales Virreyes parecen oír con calma y reposo lo que sucede en estas lejanías, mientras debaten sobre proyectos basados en intereses mezquinos y ajenos a la necesidad real y concreto del Chile presente y específicamente en nuestras regiones......
Dejo a continuación el reportaje, no sin manifestar mi preocupación por las prioridades de nuestros líderes y el mal endémico de pensar que sólo lo que ocurre en Santiago posee valor y peso en nuestro país:
El Mercurio, 22 de Junio
2013.
SANTIAGO. Una mordaz sonrisa se dibuja en el
rostros de los vecinos de Villa O’Higgins cuando escuchan que en Valparaíso,
1.720 kilómetros al norte, el Congreso discute autorizar la venta de remedios en
consultorios para ayudar a las comunas donde no hay farmacias. Y no solo porque
la más cercana esté en Coyhaique, a 571 km de distancia por el tramo más
inhóspito de la Carretera Austral, sino porque ellos ni siquiera tienen un
consultorio.
Una pequeña posta, visitada por un médico cada 15
o 30 días -según el clima y siempre que no sea invierno- es su único nexo con la
medicina formal.
Así viven hoy los 680 habitantes de Villa
O’Higgins, la comuna más austral de la Región de Aysén, limítrofe con Argentina.
Y la salud no es su única carencia. Ninguna empresa los provee regularmente de
combustible, por ejemplo. Cuando se acaba, un camión municipal pasa por las
casas recolectando bidones y los rellena en Cochrane (distante a 237 km) para
luego traerlos de vuelta.
Para sacar sus animales a la venta, en tanto, los
11 colonos que viven en el lago O’Higgins -compartido con Argentina, donde se
llama San Martín- deben esperar una barcaza que pasa… una vez al año.
Pero estos problemas, propios de un lugar
aislado, no son la mayor inquietud de la comuna. Hace unos días, el alcalde de
Villa O’Higgins, el independiente Roberto Recabal, asistió a la comisión de
Zonas Extremas de la Cámara de Diputados, donde denunció un “abandono” de la
frontera por parte del Estado de Chile, lo que según el edil permite el
constante paso de excursionistas desde la vecina ciudad argentina de El Chaltén
-promovida turísticamente como “la capital mundial del trekking “- que ingresan
a territorio chileno sin control e incluso a pernoctan antes de regresar a El
Chaltén.
“No puede ser que el retén Laguna Redonda esté
abandonado”, dice Recabal sobre las instalaciones que Carabineros desocupó hace
un tiempo cerca del límite. “No puede ser que el paso El Bruna esté abandonado”,
agrega acerca del cruce fronterizo que antes abría de octubre a marzo y ahora
permanece sin funcionarios. Lo mismo ocurre con el paso Marconi, favorito de los
circuitos de trekking , añade.
Ante la comisión, el edil planteó que, más allá
del aislamiento, el territorio de Villa O’Higgins está “recostado sobre una
frontera debilitada por su carencia de apoyo y ausencia de población con calidad
de vida, por la carencia de una visión geopolítica trascendente de futuro”.
Recabal aludió a las “abismantes” diferencias que
observan con los programas de desarrollo que Argentina aplica en El Chaltén. Y
lo graficó con el hecho de que mientras sus vecinos argentinos reciben subsidios
e incentivos para permanecer en la zona, los 11 colonos chilenos del lago
O’Higgins (entre ellos las familias Mencilla, Levicán, Lagos, Tiznado, Orellana
y Sepúlveda) han esperado por décadas recibir sus títulos de dominio.
Y cuando finalmente los obtienen, advierte, viven
una “desgracia” porque deben comenzar a pagar contribuciones por predios de
miles de hectáreas que parecen grandes propiedades, pero que en su mayoría
tienen suelos rocosos y apenas sirven para mantener unas decenas de cabezas de
ganado. Los Tiznado, precisó, están a punto de sufrir el remate de su campo por
contribuciones morosas que reclama la Tesorería.
Por ello, Recabal pide al Estado una política
permanente que estimule vivir en Villa O’Higgins y aproveche su potencial
turístico y de riquezas naturales.
PROTAGONISTA DE INCIDENTES EN EL QUE MURIÓ EL TENIENTE MERINO.
Como allegado, sin más bienes que sus enseres y
algunas cabezas de ganado, vive en Villa O’Higgins Héctor Sepúlveda Cárdenas, el
colono que tuvo un rol protagónico en el incidente fronterizo que en 1965
terminó con la muerte del teniente de Carabineros Hernán Merino Correa, abatido
por disparos de gendarmes argentinos.
Héctor Sepúlveda y su hermano Domingo vivían en
un predio vecino a Laguna del Desierto, cuyo título de dominio recibieron como
herederos de la sucesión que su padre había inscrito en Punta Arenas. Incluso,
pagaban contribuciones en Chile Chico.
No obstante, en octubre de 1965, gendarmes
argentinos les ordenaron desalojar el predio por estar en territorio de ese
país, según les dijeron.
Los hermanos Sepúlveda denunciaron el hecho a
Carabineros, que envió a la zona a una patrulla que integraba el teniente
Merino. El 6 de noviembre de 1965, el grupo fue atacado por gendarmes y Merino
recibió un impacto de bala. “Me fregaron, mi mayor”, fueron sus últimas
palabras, dirigidas a su superior, el mayor Miguel Torres, consigna el libro
“Teniente Merino: héroe nacional de la soberanía”, del coronel Iván Stenger.
Tras el incidente, los Sepúlveda tuvieron que
elegir entre permanecer en su predio viviendo como argentinos o trasladarse a
Villa O’Higgins. Héctor optó por lo segundo, pese a que su madre estaba
sepultada en el lugar.
El alcalde Recabal asegura que en medio de la
conmoción provocada por la muerte del teniente Merino, Héctor Sepúlveda viajó a
Santiago, donde fue homenajeado en el Congreso y hasta le ofrecieron predios y
casas.
“Hoy vive como allegado en una mediagua, a la
miseria. Vive en un campo que no es suyo, siendo que Aysén tiene un 64% de
tierras fiscales. Su cara está desgarrada por la pobreza. Ahora está
hospitalizado y muy grave en Coyhaique”, añade.
Su caso, concluye, es un ejemplo del abandono en
que se encuentran los colonos de Aysén.
DIPUTADO VARGAS: “ES
GRAVÍSIMO”.
Para el presidente de la Comisión de Zonas Extremas, Orlando
Vargas (PPD), el relato de Recabal “es gravísimo, no hay control de migración,
no existe un retén de Carabineros, no hay presencia de nuestras FF.AA.”. Dice
que como comisión exigen al Gobierno una política para las zonas extremas y
respuestas a las inquietudes de Villa O’Higgins.
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