Revisando mis notas en el blog, descubro que hace cuatro años dediqué un par de letras ( en rigor un poco más), al desafío mundialista de Chile en Sudáfrica.
Sorprendido por este episodio, que roza con una versión particular de eterno retorno, me decido nuevamente a lanzar una proclama de evocaciones y reflexiones propiciadas por el desempeño de nuestros deportistas.
Me preocupo de precisar este concepto: -deportistas- justamente en el afán de enfocar con claridad mi inspiración y escrito.
El Deporte es un juego, en el caso del mundial de fútbol, es uno de carácter profesional. De allí, que lo que uno espere observar a través de una cancha o transmisión, sea algo que sea coherente con este adjetivo. Esto es; calidad, técnica, precisión y competencia. Por ello, las manifestaciones ritualescas o similares, las dejo a un lado, y sólo me enfoco en elementos, que supongan que quién juega, es básicamente una persona con competencias y habilidades acordes a las de cualquier sujeto que se autoproclame representante de un quehacer que cultiva y practica no sólo de manera casual o amateur, sino que literalmente se "gana la vida en ello" y asimismo, lo hace de una manera superior a la media (misma condición para un médico, enfermera, taxista, pintor, profesor, etc).....
A partir de lo anterior, puedo manifestar que efectivamente Chile ha iniciado su ingreso formal a las ligas profesionales (con esto, no quiero menospreciar a nadie que haya precedido a los actuales), sólo matizar que la actitud, entrega, rendimiento y planteamiento del equipo, superaron a presentaciones anteriores, y si bien el avance no fue más que en el pasado mundial del 2010, si existieron elementos cualitativos que otorgaron un diferencial que es agradable de observar, sobre todo en un deporte en donde los triunfos morales y la escasa calidad abunda. Esto, a diferencia de otras disciplinas, en donde sí hemos alcanzado logros sudamericanos e incluso mundiales....
Deseo además ahondar lo vivenciado, precisando que la calidad de la presentación fue grata de observar, con una estética de integralidad tanto ofensiva como defensiva.
De ahora en adelante, queda quizás lo menos, aunque no por ello sin menor relevancia; ganar y definir en los tramos finales. Una vez logrado esto, el triunfo estará al alcance de manera factible. Antes, sólo lo intuíamos, ahora simplemente lo sabemos, pues hemos bebido de la gloria de vencer, encarar y enfrentar a rivales sin temor, cara a cara, dejando de lado las oscuras evocaciones que por tanto tiempo acompañaron el desempeño del fútbol y sus magros resultados (calculadora mediante)....
De alguna forma Chile rompió una barrera invisible de autolimitación atávica, similar a la de ciertos animales amansados con diestra habilidad y que ante ciertos símbolos se tornan impotentes de avanzar, no obstante poseer el potencial adecuado.
Es cierto, ya obtuvimos un tercer lugar en el mundial de 1962 y una medalla olímpica, no obstante de allí hasta ahora, nuestros futbolistas caminaron extraviados en un desierto sin mayor realce. Es de esperar, que este sea efectivamente el retorno. El camino está pavimentado, las barreras mentales han sido derrumbadas, las cadenas demolidas, sólo queda ir por más, sin quejas ni victimizaciones....
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