De niño, mi padre compartía este y otros poemas conmigo, animándome a recitarlos después.
Hoy vuelve a mi memoria y lo comparto en esta página para su recuerdo.
Bartolillo guarda el toro
Sí señor que soy valiente-y mi sangre no consciente,morirá en astas de toro.
Si ese toro me mataseno me entierren en sagradoentiérrenme en pastos verdesdonde me pise el ganado.
Y a mi cabecera ponganun letrero coloradoque digan las cinco letrasaquí yace un desdichadono murió de calenturani de dolor de costado:murió de una cornadillaque le dio el toro nevado.
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