Y eran estos apacibles, similares a las ovejas que conocí en el campo..
Dispuestas a ser sacrificadas sin oponer ninguna resistencia. Sumisas tanto ante el arreo, como hacia el encierro dispuesto, así como temerosas ante los perros o fieras que las acechaban.
Nada había de valentía en ellos.
Parecían incapaces de acción de defensa, consumidas en su iniciativa o impulso de sobrevivencia alguna..
En síntesis, dispuestas a pastar y esperar al lobo que llegaría para devorarlos.
Esa fue mi impresión de este grupo, que residía en aquella comarca conquistada por los hijos del fuego...
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