lunes, 27 de septiembre de 2010
¿Conciencia Ecológica?
Hasta hace un par de semanas atrás el eje comunicacional de nuestro país estuvo literalmente copado por el rechazo hacia la instalación de una termoeléctrica en las cercanías de Punta Choros, en el límite de la cuarta y tercera región. Dicho lugar junto con expresar la belleza de nuestra costa es además una reserva de fauna marina de la cual podemos disfrutar hasta el presente.
La amenaza en curso movilizó a agrupaciones, estudiantes, personajes públicos y anónimos con grandes algarabías en pro de la defensa de este verdadero santuario.
Tal esfuerzo cumplió con su objetivo y el proyecto “rentable económicamente", debió ser cancelado al menos para el lugar que originariamente se había definido, todo esto mediante la intervención presidencial.
Posteriormente se generó un debate más de tipo legal respecto a tal decisión, del estilo; institucionalidad versus populismo y todo el conjunto de arsenales que suelen emerger ante situaciones de este tipo. No me detendré en dicha temática y sólo me remitiré a testimoniar mi inquietud por lo que surgió posteriormente en nuestra vida o mejor dicho por lo que no surgió, luego de esta significativa muestra de despliegue ciudadano.
En efecto, nadie podría señalar que somos indiferentes ante el medio ambiente, sin embargo surgen algunas dudas al respecto, pues pasados los días y lejos de las cámaras, nuestra conducta diaria se torna algo distinta a esa heroica actitud evidenciada frente a la posible instalación de la Termoeléctrica en Punta de Choros y podría llegar a sorprendernos mostrándonos cuan distantes estamos del combate que emuló a David contra Goliat al aproximarnos cara a cara, en nuestra intimidad frente a la responsabilidad ecológica de nuestro vivir.
En efecto, transcurrido el tiempo los héroes han devenido en villanos plasmando en el diario tránsito su propia conducta de olvido respecto a la “causa ecológica” y es posible apreciar en plena vía pública el arrojo de basura de diversa índole,plazas llenas de resabios del "carrete", faroles rotos luego del "partido", vitrinas destrozadas luego de la "protesta", el gasto exagerado de agua en un eterno riego sin medida, contaminación ambiental de diversa procedencia y asimismo el habitual deterioro de fachadas, monumentos y edificios a manos de supuestos “artistas” que rayan y desfiguran nuestro escaso patrimonio.
¿Qué tipo de ecologistas podrían hacer eso?
Al parecer poseemos la suficiente energía para unirnos y luchar contra un adversario externo por un instante, más al pasar el tiempo consideramos que la tarea está hecha y que “otros” deben asumir el futuro sin abordar el mayor desafío es decir interno, personal. Así, más bien somos simples falseadores, simuladores de algo que parece interesante o de moda más no convencidos que como todo en esta vida; debemos comenzar por casa, predicar con el ejemplo, antes de elevarnos a la supuesta categoría de iluminados de la buenaventuraza hacia los demás, como si fuésemos algo excepcional cuando en realidad somos parte de un fraude bien hilvanado y arraigado a la indiferencia que evita asumir el compromiso de cumplir por nuestra propia responsabilidad en un quehacer permanente.
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