Luego de ocurrida esa travesía, experimentó la sensación de oir una voz, -era extraña, algo zalamera y sugerente-, esta voz le repetía: -¡salta!, ¡salta!, ¡muere!,¡muere!. No obstante encontarse en una suerte de abismo literal , reaccionó y escuchó conjuntamente otra voz que también emanaba desde si, era una voz conocida, lejana y sin embargo llena de sentido.
Esa voz le decía: eres especial, quédate, vive, vuelve, para transformar. ¿quién era la portadora de esa voz?, no lo sé a cabalidad, pensé en mi abuela muerta, ella me quería y aconsejaba, era mi protectora ...
"Fue una suerte de contienda interna, una verdadera lucha de vida y muerte, que yacía en mi interior, ese microcosmos que era mi interior , que a su vez era la representación del inmenso macrocosmos todo aquello emergía con un sentido inexorable e ineludible" (señalaría más tarde nuestro relator)....
Miró entonces hacia el horizonte y alrededores, encontró hermoso todo aquél paisaje; la brisa, las aves y ese aroma inconfundible a las flores del parque. No dudó entonces en llamar y buscar ayuda para su problema, ahora lo sabía y había decidido asumirlo sin ambages ni postergaciones....
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