Luego de largas jornadas en donde los fantasmas y sombras que moraban en su interior se manifestaron sin ambages, expresando su parecer en un diálogo a ratos simplemente vociferante, nuestro viajero quedó extenuado y asimismo liberado.
Un largo episodio de silencio rodeo su paso, en dicho instante todo pareció detenerse, una suspensión del tiempo en donde transitaba como un elemento incógnito relució en el conjunto de ideas que se agolpaban en su mente.Todo aquello, le parecía simplemente una suerte de engaño, una trampa para divertir a un perverso genio o espíritu quién se divertía observándole desde una suerte de nube, sin embargo era real, incluso mucho más que la montaña por donde caminaba en aquél día. Un sueño, se dijo asimismo, un sueño que me lleva nuevamente hacia tierras de cursos inexplorados, personajes que emergerán de cualquier forma en lugares recónditos y que nuevamente facilitarán el extravío. No pudo dejar de pensar que su perspectiva era algo tremendista empero nada era para el lo que simplemente aparentaba y desde dicho predicamento volver al centro resultaba una tarea digna de un titán.
Las colinas parecían desdibujarse a medida que descendía, los cielos cada vez más celestes y esa incomparable brisa que traía el aroma de frescura se escurría en cada parte de su vestimenta, impregnando los mensajes de la gran fuente. En ese ir avanzando por aquellos parajes olvidados y presentes, sus pies no dejaban de impresionar, pues parecía que volvían a su hogar. En el sólo hecho de andar se conjugaba el reconocer aquello almacenado en una esfera de recuerdos inmutables junto a la oportunidad de que los mismos emergieran en una proyección de extensa magnitud. Pensó con alegría en su lejana infancia y de inmediato vinieron tardes de caminata en verdes prados junto a las aguas del río que bordeaba su pueblo. -Tardes enteras-, repitió en silencio sumergido, atraído por ese misterioso canto de personajes que recorrían una travesía para reunirse junto a su voluntad de creer en la claras aguas de ese refugio.
Dichos predicamentos le envolvían como suave seda, llevando su presencia a la mera formalidad, se sentía transportado a un mundo distinto, algo muy diferente a la rutina que había conocido. Sin lugar a dudas quién observara detalladamente su andar definiría que era más bien propio de la convicción, con ademanes y gestos de expresión mecánica que repite un paso tras otro, una suerte de peregrinación en donde la revelación aguarda y no deja espacio para titubeos ni ambigüedades. Así, podríamos testimoniar que si bien su cuerpo estaba presente, su mente volaba lejos de aquella comarca, en una ensoñación de innegable impacto en su persona. -Que fácil resultaba aquél descenso -se repitió asimismo-, versus la lucha desenfrenada del ascenso inicial. Allí sentía como si unas manos sutiles le ataran, inmovilizándolo e impidiendo su avance hacia la conquista de la cumbre.
Luego de culminada una primera etapa, su andar se dirigió hacia el oeste, en esta decisión no hubo el mínimo aspecto de duda, era como si la música de una lejana estancia le llamara, un encanto en curso que le poseía y del cual nada podía hacer frente a ello. La brisa nuevamente silbó de manera graciosa y en esta ocasión parecía más cercana de su origen, de alguna forma los contenidos se tornaban nítidos y anunciaban un encuentro con la una nueva estación, algo diferente y sin la capacidad de explicar de forma sencilla. ¿Acaso la última estación de aquél viaje?, -se interrogó-, no dijo nada más y prosiguió su rumbo, las aves le daban la bienvenida volando en círculo que luego ascendían en espirales de suave trazo en el cielo y parecían rendirle un justo homenaje a su llegada.
El sonido de las olas era creciente y asimismo el aroma que emanaba de la gran fuente, de esta forma en un momento dado se dio paso al encuentro, la gran amplitud del océano se hacía presente ante sus ojos. Descansó con la mirada fija en el horizonte, mientras el sol cursaba su viaje milenario y parecía que remontaba el azul cenit para refugiarse en la lejanía de su hogar. Miró aquella escena con algo de melancolía, sabía que alguna vez había estado en esa situación aunque ignoraba cuando o cómo. Los recuerdos de la transición de Helios o el disco solar de Ra aparecieron en su pensamiento por corto tiempo, luego dejó que cada idea avanzara como las nubes de ese horizonte que se presentaba ante si, pues el ya no estaba en ese presente, sino en el ensueño de los elegidos a la travesía.
Luego de meditar comenzó a caminar hasta tocar las aguas del gran océano, cada paso era un a suerte de contacto esperado, que permitía entender su inicio. De esta forma avanzó cada vez más hacia la profundidad, parecía que iba deshaciéndose e integrando su corporalidad con las aguas danzantes que parecían mecerlo. Así procedió paulatinamente, sintiendo cada partícula de su corporalidad para unirse a ese viaje de encuentro con la gran fuente primigenia desde donde habían emergido hace millones de años los primeros atisbos de vida, en una nueva búsqueda que le llevaba hacia el fin de una fase donde cual río desembocaba en ese gran caudal que albergaba a cada ser dentro de sí. Luego de su integración total, vino una sensación de ensueño que lo llevó a un instante de silencio,esto le pareció una eternidad en medio de la música que emanaba de cada espacio desde donde ascendía.....
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