La tierra Baldía

Pues vino la noche, aquella de la que habían hablado los antiguos hace años-aunque nadie se percató al comienzo- sino hasta que la sombra cubrió toda la estepa.
Del mismo modo, que  la alegría se apagó
Fue todo de prisa, aunque algunos señalan que el viejo agorero había leído las nubes con antelación
Durante la travesía del  otoño
Siendo la versiones tan disimiles, no me fiaré de lo diverso, sino más bien de las coincidencias que no son pocas.
Así pues, diré simplemente que la tierra que era verde, comenzó a marchitarse
Donde corría la vertiente caudalosa, la aridez se extendió como un manto pingue
Los árboles comenzaron a fenecer en un ciclo de exterminio
Transito de vitalidad a tierra de agonía
Así la armonía que allí reinaba, fue perdiéndose en el hielo que avanzaba
Como una piel despojada de juventud y lozanía
Un cierto aire de indiferencia se apoderó de las conciencias
Hasta que de pronto, -allí donde crecían las flores- el polvo albergaba calor inflamable
No fueron pocos los que intentaron quedarse hasta el último
Quizás con el anhelo de que  aves, agua y  festividad  retornaran
Himno de esperanza que a muchos llevó a la perdición
Pues fue una larga temporada, en donde la mutación más asombrosa
se llevó a efecto en la comarca de los  que allí habitaron
Cúbranse los designios, que la búsqueda continua
Aún en medio de la bruma, estela de intersticios  donde se cuela el mañana
Pues de allí, emergerá la transformación
No hay mal que dure cien años, ni infeliz que los aguante
Más pronto que tarde, las libres almas de los gentiles abrirán la puerta dorada
Entonces clamarán la trompetas el cántico de triunfo
Donde vuelva a florecer el pasto, para adornar los pies de los descalzos
En medio del trino de las aves, que retornaran a los abrevaderos
Para recomenzar la temporada de primavera y tierra fértil
En donde los campos verterán sus aromas al viento
Para que una nueva alborada abra paso entre los ríos y senderos
De la tierra rescatada de la sombra