viernes, 29 de noviembre de 2019

Fractura

Suenan los tambores y ruidos metálicos  recorren la ciudad con frenesí
Muchedumbres de diversos puntos,  se abalanzan por las calles, alzando su voz
Un sol abrasador aumenta la sensación de agobio
A lo lejos se atisban humaredas
Se ha roto la Paz, el rudimentario acuerdo que sostenía nuestra convivencia
Entre maderos quemados, las consignas van creciendo
Apenas comienza a anochecer y el temor se instala
Vendrán nuevos días, vendrán nuevas ofrendas, más la fuerza tectónica sigue

La Noche se vuelve tóxica, los gases y vapores impregnan la ropa, irritan los ojos y el
lamento del alma hace un recorrido silente entre la comunidad
Los ojos, oídos y bocas, se tornan más agudos
Incisivas frases comienzan a florecer en los muros
las consignas, poemas y proclamas se instalan

El gobernante está silente, acorralado, titubeante
Sus consejeros, simples adornos de palacio, no dudan en callar
Su estancia, es solitaria en la torre de marfil
Mientras, los enfrentamientos se han iniciado, un ritual de otras épocas, se actualiza
Son jóvenes resueltos, que desean vengar la memoria de caídos, humillados y domesticados
Confrontan a la fuerza policial, como evocando otro tiempo
Sin embargo, ese espacio está sepultado, al menos bajo tierra, aunque no del recuerdo

Los días se amplían, se prolongan en una relativa eternidad, agotando los sentidos
La tierra igualmente se conmueve, remeciendo de tanto en tanto nuestra superficie
No hay signos de apaciguamiento, la consigna de fuego se amplía
El gobernante silente, decide hablar
Los héroes caen arrancados de sus bases
El césped se añeja, la tierra rebrota de aridez, la ciudad desdibuja su rostro
El gobernante habla de guerra, su voz no es escuchada
Las multitudes se convocan y la ira emerge
El cisma esencial se vislumbra,  entre  noche y agonías