miércoles, 20 de julio de 2022

Tiempo de Elección

Primero fue el hermetismo que nos poseyó y fuimos labrando una historia a espaldas de nuestra convivencia. Luego vino una suerte de ensimismamiento que distanció la emoción de afecto con nuestro entorno, una suerte de apatía donde lo que ocurría simplemente no era tema para nosotros.

De tal forma, se fue dibujando el escenario perfecto para la incomunicación e indiferencia. Así, llegamos al momento donde la destrucción, ataques e incluso muertes de nuestros compatriotas, parecían no despertar ninguna reacción, como tampoco el desmoronamiento de nuestras ciudades y espacios públicos.

Finalmente, la etapa que sucedió a las anteriores fue el silencio, un mutismo que impedía expresar o decir aquello que nos sucedía, como si una mordaza impuesta nos censurara. Ya fuera impuesta o propia, las palabras costaban y muy pocos se atrevían a opinar. Fue por tanto una época oscura, sometida a los sacerdotes de la verdad que imponían sus reglas y paseaban a sus anchas.

En dicha época se buscó imponer por diferentes vías una "nueva verdad", el proceso fue sutil aunque a ratos violento para aquellos que manifestaron algún cuestionamiento o resistencia. Esta fase fue significativa y el despliegue de los sacerdotes era cotidiano. -Hay que señalar que tanto el hermetismo, la indiferencia y el silencio reinante ayudaban bastante-  De tal forma, durante algunos años nuestra comunidad se asimiló a un dócil rebaño que era llevado por sus amos sin inconvenientes. las cosas comenzaron a cambiar algo, cuando un grupo de mujeres principalmente, iniciaron una interpelación a los sacerdotes de la verdad. Estas mujeres fueron capaces no sólo de cuestionar, sino evidenciar las contradicciones de los sacerdotes. rompiendo el esquema mental impuesto, lograron sortear la indiferencia, hermetismo y sobretodo el silencio.

Con este impulso luego siguieron otras personas, que de a poco comenzaron a mostrar los equívocos de los sacerdotes. No obstante, estos se mantuvieron obcecados en su opinión, e incluso amenazaban con los viejos demonios de antaño de cambiar de ideas. fue un tiempo complejo, donde el miedo manipulado por los sacerdotes surtió algo de efecto. agitaban los fantasmas y creaban ilusiones para que las personas no fueran libres. 

Llegó entonces el tiempo de las normas, señalaron que las cosas iban a cambiar, que había que redimir a los pecadores y de tal forma buscaron limitar la decisión de los padres frente a los hijos, eliminar instituciones, borrar acuerdos y erigir un sistema extenso de control de la ciudadanía en sus pagos, salud o pensiones. Todo estaría controlado por la autoridad regente, nada quedaría al arbitrio de las personas imperfectas y débiles por el consumo.

Vino de esta manera, un nuevo proceso, llamado  el tiempo de la decisión. Un tiempo más confuso aún, donde la manipulación, desinformación e intervención de los sacerdotes se hizo patente. Fue en esta etapa también donde los antiguos líderes y otros emergentes decidieron emprender un trabajo para lograr una liberación que se tradujera en cambios sin barrer con la historia, ni tampoco el sometimiento de los ciudadanos. 

Esta nueva etapa se ha presentado agobiante y con una gran incertidumbre para la comarca de antaño, pues su suerte pareciera estar definida en un camino sin alternativas: Todo o nada. - En ese momento estamos, y no falta mucho para saber, que elección tomaron los ciudadanos-

Los sacerdotes apuestan al control total, a redimir a la multitud y encaminarlos a un futuro de amor. Si para ello deben mentir, manipular o incluso usar la violencia, están dispuestos, pues su verdad es eterna y permanente. 

Por otro lado los ciudadanos aspiran a ser libres, elegir, trabajar y labrar su camino, sabiendo que este no siempre es maravilloso, aunque si desafiante para los que que se atreven a volar en busca de sus sueños personales...