jueves, 23 de diciembre de 2021

El deterioro de la formalidad

 El hombre como animal de costumbres, el ser humano en extenso, criatura social, se caracteriza por crear nuevas condiciones más allá de las meramente otorgadas por la naturaleza. Así, deja su huella cultural, que retrata el signo de los tiempos y nos da pistas para entender el sentido en aquellas huellas plasmadas en el barro de la historia.

Camino por una calle del centro de la ciudad capital, sus veredas corroídas por el maltrato de  seres anónimos es evidente, la suciedad no lo hace mal, tampoco el sinnúmero de locales cuyas cortinas se bajaron definitivamente. Repito el ejercicio en otra comuna de la ciudad capital que antaño parecía mantenerse inmune ante los visos de destrucción y deterioro, para encontrarme con una huella similar. No hay casualidad, sino causalidad. Una causalidad de origen nebuloso que sin embargo posee nexos con una indiferencia respecto de las formas.

Vuelvo a mirar nuevamente y la otrora verde alameda, más parece la encarnación de la Tierra Baldía de Elliot. Tierra yerma, que va brotando por acción u omisión, tierra reseca que pinta el rostro de transeúntes, con un color mortandad. Caminamos entre rostros empolvados, resecos y ajenos, cuerpos que se asimilan a una imagen del desierto, un desierto de actitud, un desierto de olvido.

Las formas de comunidad se han desvanecido, paulatinamente, primero esa impronta de infiferencia, luego la destrucción sin más...

sábado, 6 de noviembre de 2021

La violencia nuestra de cada día

La calle en llamas o un bus ardiendo aparecen en una pantalla. El lugar podría ser cualquiera de aquellos condenados a vivir en constante conflicto, sin embargo ocurre en Chile.
Hasta hace muy poco, la violencia era una manifestación circunscrita a momentos y situaciones concretas. Hoy en cambio es algo cotidiano. Un momento que se ha unido a esas costumbres tan propias como desayunar, caminar, subir a un bus o ir al mall.

¿Qué sucedió? o mas bien, ¡Que nos sucedió?. Hablo en plural, porque al igual que un virus, la violencia se ha propagado en diversos ámbitos. En calles, carreteras u hogares.. Parejas que asesinan, vecinos que riñen y disparan, hinchas que agreden a sus otrora ídolos, son solo algunos ejemplos. El sicariato que asesina a sueldo, los matones que confrontan a los débiles o los terroristas que descarrilan un tren, son solamente diversas caras del prisma.

El origen nos habla de la ruptura de un pacto. Un pacto tan débil como moribundo, que se mostró incapaz de unir y hoy más bien nos separa y antagoniza. 

La experiencia nos habla  que la violencia surge allí donde la ley es débil o donde la autoridad es inexistente. Entonces, la pulsión primitiva de dominio, destrucción e imperio hacia los otros se impone de manera brutal, sin misericordia ni respeto. De allí entonces lo que viene es una suerte de ley de la selva, donde el más fuerte simplemente ordena, so pena del castigo. Una suerte de anomia degradante, es la que estamos observando, acompañada de una mirada algo ingenua respecto a la expresión de violencia.

El vacío del discurso pareciese haber sucumbido ante la sensualidad del poder violento. Las llamaradas de un local ardiendo o un camión consumido por el fuego, pareciesen contener un adictivo aroma para quiénes buscan respuestas.

De tal forma, lo que podemos asumir es simplemente la evolución en clave de violencia y destrucción donde los actores se irán sumando cada día más. Una suerte de bacanal y fiesta donde los participantes buscarán honrar a sus diversas causas con el martillo de la destrucción.

Mientras tanto, los días se consumen más allá de la literalidad, en una condición de metáfora que articula lo simbólico que ello implica. En este sentido, la teatralidad de los actos y discursos, primero fueron ideas, y luego como conjuros activaron a la criatura que hoy deambula por pasajes, calles y avenidas en busca de su alimento.


miércoles, 4 de agosto de 2021

Die Zeit ist vorbei (Tiempo Ido)

 El río escurre lentamente, mientras se desliza hacia su fin

Sus aguas, no volverán atrás, ni volverán a bañarte nuevamente

En este instante, es único, exclusivo y particular

Aunque tus ojos aprecien algo distinto

Así, el tiempo transcurre entre las tardes y amaneceres

Desde un lejano horizonte en oriente, hasta su ocultamiento en el oeste

Tu camino ha sido labrado con artilugios de ilusión

Lo que fue, simplemente no es

El tiempo ido se desvanece en un ayer que aún saboreas

Piensas que se encuentra en algún lugar 

Las nuevas generaciones se alzan con gritos vociferantes 

Buscando derrumbar las estatuas que impasibles les observan

Hay un destierro de las ideas de antaño, una sorna que roe la existencia

Los cimientos de tu mismísima construcción están siendo atacados

Las palabras ya no son las mismas, los saludos o las reuniones

Entre gritos, fuego y mascaras el día a día se ha impuesto

Mientras el ayer se va quedando en el fondo del río

Pareciera que sólo es una pesadilla ( y tal vez lo sea)

Más el sueño no se rompe y el anhelado despertar es un anhelo

De esta forma, el laberinto nos extravía en medio de anhelos y consignas

Mientras acaricias la suave tela del vestido de la danzante, este mismo se deshace

Mientras sonríes, tu mirada ya se apaga 

Mientras corres y balbuceas palabras, tu voz se alza y comenta 

Mientras te levantes de amanecida, ahí mismo tu cuerpo se prepara a dormir

Apenas comienzas a vivir, y tu cuerpo va camino al sepulcro

Tiempo ido, tiempo de ilusión

Tiempo de apariencias y momentos

Hace mucho vino un visitante y prometió volver a nuestra tierra

Algunos aún lo esperan y lanzan sus consignas

Otro sabio prometió el eterno retorno

Una suerte de rueda de permanente giro

Yo no sé donde estoy y donde estaré mañana

Ví llover fuego de los cielos, y oír los lamentos de mi pueblo

Mientras otros eran aplastados por la fuerza de la guerra

También sentí el placer del amor y la desazón de la pérdida

Mientras era apenas un adolescente

Entre tanto ir y venir, las historias se mezclan

Así hoy honro al tiempo ido, sin saber si mañana lo recordaré o volveré a vivirlo

Mientras tanto, las calles oscuras reiteran el eco de las consignas y gritos



 

martes, 2 de marzo de 2021

Recuerdos

 

La lluvia riega el rostro de la vieja calle

Lavando sus grietas, limpiando el polvo acumulado

Por un instante, remece el tiempo ido

En un pasaje de rosas rojas

Atrás, el pasado recubierto de hojas que bailan en el viento

Mientras el antiguo cerrojo espera ser abierto

Así, las sombras esperan atentas a dicho evento

Ilusión

 Existen días en que Mara se instala a mí alrededor

Ella danza su mejor baile

Abre  sus ojos y muestra su abominable faz

Intenta perturbar mi paz, a ratos logra su objetivo

Entonces, justo en el momento en que creo verme arrastrado

Al intrigante laberinto de los fantasmas, recuerdo

El concepto de transitoriedad

Así, sin más, respiro y pronto las angustias

han partido como un trozo de papel

en el río de la vida

viernes, 8 de enero de 2021

Poema 29

 


                                         Los pesares del lamento fueron vanos

                                          A la heroica resistencia de tu ser

                                         Constreñida  hacia el núcleo de la magia

                                          Has vencido a los cantos fúnebres de ayer

 

                                         Más que auxilio, tu voz clamó justicia

                                         Más que honores, el respeto de la multitud

                                         Pues de dádivas, no concibes tu existencia

                                         Como  diosa intransigente, testimonio de tu voz

 

                                          El  fulgor de tu enigmática presencia

                                          Obnubila  los augurios de dolor

                                          Con el brillo del aura omnipotente

                                           Inmortalizas las bellas causas del vivir

 

                                       Fuerza de frenético impulso ante el cosmos

                                       Tu pasión ha desbordado los confines legendarios

                                        Ya cansado, me detengo a recordarte

                                    Como artesana del quehacer entre aquellos

                                   Donde el sol aún no llega

                                        Heroísmo, entrega y lealtad por siempre

                                       

Crónica de una Rebelión

Sentarse frente a la ventana y observar la calle gris, mientras los transeúntes deambulan, fue mi decisión en cada tarde que llegaba a mi hogar.

La soledad había calado mi existencia y me negaba a reunirme nuevamente con el mero afán de oír las voces humanas que según muchos ayudaban a reinsertarse. Mi opinión era distinta, había que observarlos y ver su tránsito para saber que nuestra trama era distinta. Empecinados en llegar a algún lado, no llegaban finalmente a ninguno, obsesionados por hablar, finalmente consagraban un dialogo vacío.

¿Cuántas veces no lo había vivido, en cuántas ocasiones no lo había realizado? Era un viejo camino que para mí al menos estaba desahuciado, y por ello me rehusaba realizar. Los seres humanos habían sido vaciados de su esencia, transformados en sujetos de mera percepción de placer o displacer, arrobados en un egocentrismo supremo que los hacía pensar en sí y sólo para sí. Desde los individualistas hasta los colectivistas parecían no desear escuchar a nadie, simplemente relatar su discurso para impresionar como verdaderos actores en el tablón.

Me pregunté cuándo habría comenzado todo esto, intenté descifrar el momento exacto en que nuestra sociedad mutó a esta suerte de parodia en que nos convertimos. No logré dar con la respuesta precisa, aunque si sospechaba que todo comenzó con el avance del denominado desarrollo económico, por allá en los 90. En dicha década se comenzó a fraguar un cambio en el alma de mis connacionales, allí anidaba el verdadero germen del cambio presente.

Sobreprotección, ausencia parental, compensación vía regalos, ausencia de rigor, facilidad de compras, una animadversión hacia el sufrimiento, rechazo y vejez.

Recordé que hace más de 20 años vi por primera vez a un niño patear a su madre, mientras esta le daba explicaciones al niño.

Luego vendría la búsqueda de evitar ser adulto y la obsesión con ser viejo. En la práctica, se deseaba frenéticamente mantener la adolescencia y juventud a toda costa. Vino el auge de cirugías, implantes, productos estéticos, gimnasios, divorcios, disfrute oculto y evitación del paso de los años.

Los jóvenes no querían irse de la casa, tampoco deseaban trabajar y comenzaba a germinar la crítica de lo hecho por sus padres, aunque dicha crítica se hacía financiada por los mismos.

A la misma crítica hacia los padres, se sumó después la crítica a la sociedad, a nuestros emblemas, tradición e historia.

Así, los hijos intentaron no sólo “matar al padre”, sino a la rama familiar completa, rehaciendo su historia, esa infausta historia para ellos. De allí nació esa verdadera cofradía de los juramentados, cuya emergencia se empieza a observar desde el 2010 en adelante. Juramentados para rehacer todo lo creado, cuyo pecado original debía lavarse (según ellos). Una secta religioso-política, comenzaba a ver la luz, sus integrantes en su mayoría jóvenes y algunos rebeldes de antaño, comenzaban a levantar sus consignas, esta vez para gobernar e imponer la verdad perdida; -Su verdad-.