martes, 28 de enero de 2020

Diciembre en la Ciudad

El calor desvanece los ánimos, aunque no del todo
La fuerza vital mantiene su coraje y rebeldía
De tal forma, las manifestaciones se mantienen
Plantan igualmente su sello, en cada jornada
Aunque con menos intensidad, -Hay que decirlo-
Treinta grados o más no son algo sencillo de manejar
La ciudad exacerba la temperatura, aumenta la sensación de hervidero
Sus calles pavimentadas y zonas áridas, no dan respuesta
Simplemente, son inútiles
Esa ansiedad de refugio, se manifiesta en cada esquina
Así las cosas, las jornadas se concentran más allá de las 17:00 horas
Cuando el agobio del calor, tiende a disminuir

Entonces vienen las masas algo menguadas y enarbolan sus cánticos
El rito ceremonial de ya dos meses
Vuelve, una y otra vez
Como el oleaje sensual de las playas (que recuerdos)
Hasta alcanzar la cúspide de bramidos y golpes
Sigue la agresión, siguen los enfrentamientos
El verano no logra subordinar los impulsos
-Como podían pensar algunos-

Las noticias corren, la navidad se enciende a pocos días
Las compras son de última hora
El año Nuevo es algo desfigurado
Se suspende la PSU
Definitivamente el verano, no ha domado los ánimos
Tan sólo ha traído  calor al agobio
En medio del cemento
Una sensación existencial de extravío y perdición
Un recuerdo de vagancia en el desierto
Por más luces y bestias rugientes que observes
La fatiga carcome la permanencia
Invitando a un sueño extenso

Vendrán días de ciclistas interpeladores
Evocación de caballeros montados
Rumbo al castillo del adversario
También festivales y actos ecuménicos
Son días de sensaciones difusas
La memoria aprehende a duras penas los eventos
Pues estos se evaporan como las gotas
Instante, simples instantes de ilusión

Por mi parte, deseo terminar el año con una caminata
Cual peregrino asciendo el monte local
Desde allí oteo el gris horizonte (literal)
Las humaredas nacionales e internacionales (Australia arde)
Mientras elevo mi mirada, el sol me abraza intensamente
El sol es compañía segura
Ente senderos, peregrinos y perros de la jornada






martes, 14 de enero de 2020

Promesas de Autoridad

Se alza una nueva jornada, mientras la ciudadela desbordada ebulle como un hormiguero
Las manos alzadas y combativas, se entremezclan con aquellos que buscan llegar a su destino laboral
Anarquía entre veredas y calles
Simbiosis de ansiedad y agonía
El ansiado orden no llega, y desde palacio se buscan medidas
Ante la ineptitud, crece la frustración y escepticismo
El Regente decide hablar (veremos que sucede)
Interviene, dirige su mirada a la cámara
Enarbola ideas y frases, pegoteadas por asesores ex temporales
No convence, parece un actor pauteado (un mal actor)
De pronto, salta a la palestra y decide señalar que estamos en guerra (¿Lo recuerdas?)

-Un adversario poderoso- Esas son sus palabras
También misterioso y desconocido,
Finalmente una entelequia
la metafísica traída a la contingencia
Algo falta, el mandante se decide: La declaración de estado excepción
Los uniformados a las calles
Una extraña euforia recorre a las multitudes
Reminiscencias de antaño hacen fantasear con un circo romano
De lado y lado esperan
Reacción y Revolución, se hermanan
Ambas finalmente anhelan íntimamente la violencia
Unos con fines de orden
Otros con la ansiada refundación

Las declaraciones, tienen eco
Miles salen a las calles con carteles señalando: -No estoy en Guerra-
Incluso el General lo testimonia: -No estoy en guerra con nadie- (¿Lo recuerdas?)
Nuevamente los sueños oscuros y de la sombra profunda no se cumplen
Los extremos se decepcionan, aunque intentarán dramatizar las acciones
Mientras, las fogatas y protestas hacen dubitar (una vez más al regente)

Pasan los días y noches sin mayores cambios
La antigua plaza emblemática, cada día es visitada en plan de manifestación
Eso será parte de otras narraciones
A lo lejos, la insigne estatua revela una silente pasividad
En medio del jolgorio y aglomeración