jueves, 15 de octubre de 2020

Colisión

En todo proceso de conflicto suelen existir opciones de acuerdo, aunque en muchas

el ser humano opta por el enfrentamiento.

La colisión ineludible, está reservada a eventos muy acotados. Sin embargo, nosotros los humanos nos esforzamos en provocarla.

¿Que se oculta detrás de esa conducta?

¿Acaso la arrogancia suprema de dominio, tal vez la ira desatada o quizás el profundo sentimiento de venganza.?. Resulta difícil entenderlo, aunque sea fácilmente constatable. Los humanos siempre minimizan sus intenciones, salvo obviamente quiénes pretenden demostrarlo abiertamente.

De un tiempo a esta parte, creo que al igual que un sujeto opta por suicidarse, las sociedades o conjunto de comunidades también lo realizan.

Nuestra situación actual se asemeja en parte a ello, a esa fase de autoflagelación, críticas y oscurecimiento del horizonte.

-Nada rescatable, Todo condenable- parece ser el mantra que guía las conciencias.

Así las cosas, es difícil no imaginarse que los pasos se darán en dirección al precipicio.

¿Y la vida, nuestros logros o la amistad adonde quedan?

Seguramente en un lugar muy distante, en un estante de uso tan limitado que no se recuerda ya para qué está. Seguramente, se ha extraviado el camino, la ruta de ayer se hunde en esa sombra de crisis ebullente.

Sin embargo, esa visión aunque presente, no es sinónimo de una mayoría, para la cual la paz, amor y acuerdos, siguen teniendo sentido y valor. Cuando ellos despierten, o se desaten de las amarras instaladas, ocurrirá lo mismo que vemos en esas películas donde un grupo desea hundir el barco y otro mantenerlo a flote.

Ese momento extremo, será el de la colisión. La batalla donde unos y otros disputarán las opciones más allá de las palabras o discursos.

¿Llegaremos a esa parte del proceso?  Es lo que muchos nos preguntamos, hasta ahora, sin respuesta.

De producirse la colisión, el impacto será brutal, la fuerza liberada impactará y consumará la idea original de esa búsqueda obsesiva por confrontarnos.

Sabemos que pronto vendrán los lamentos, y es que en parte, esa es una de las características de los que actúan sin más razón que sus impulsos, la victimización infantil. Como los niños que luego de romper algo, lanzan un llanto sorprendente.