viernes, 16 de diciembre de 2022

El Fuego

 Primero fue el fuego de las barricadas que se encendían diariamente desde octubre del 2019, las que generaron un ambiente Dantesco y porqué no decirlo, también apocalíptico.

Un fuego de elementos diversos genera una condición distinta a la madera, el primero es más bien artificial y doblemente tóxico, el segundo nos evoca una naturaleza viva que ha devenido en cenizas. El primero, es el fuego de la muerte en sí, de lo inerte, de materiales que nos rodean como una suerte de asfixiante sentencia. Ese fue el fuego de octubre, llamaradas con aroma a muerte y destrucción, desde lo artificial de sus materiales.

Por estos días, el fuego nuevamente se ha levantado como señal del averno en la tierra, acompañado de temperaturas ad hoc que nada pueden envidiar a un desierto incandescente o a la morada misma del Hades.

El fuego se ha extendido con la ayuda de temperaturas pertinentes (sobre los 35º) y también por aquellos admiradores de su vastedad destructiva. De tal forma, se han llegado a encontrar incluso velas instaladas en pastizales de pasto seco donde rápidamente se expandirá hacia diversos lugares. Los adoradores del fuego tienen larga data en nuestra especie Homo Sapiens, pasando por pueblos primitivos que lo honraban como deidad hasta convocantes de artes y espectáculos que lo incluían en sus presentaciones. Sin embargo, también existen otros que han decidido subordinar al fuego en sus actos y hacerlo parte propia de su apuesta. Así tenemos a aquellos  que encapsulan el fuego en botellas y lo transforman en armas o los generadores de incendios en zonas de bosque como estamos viendo en estos días.

Como sea, el fuego vuelve nuevamente como elemento de control,  dominio y claro pacto con los humanos. Quizás por ello no vemos usar acciones con agua, aire o tierra. Pues de los cuatro elementos, este es el que logra con mayor fuerza fascinar, destruir y desplegar un efecto hipnótico..

De tal forma, pareciera que más allá de las proclamas, pancartas o demandas, nuestra especie opta por este elemento de manera transversal. Desde excursionistas en una fogata hasta activistas con barricadas.

Extraño comportamiento, pues podríamos apostar por ser una cultura del agua, cultivo y vida sana. Sin embargo, optamos por la opción de ignición como un volcán o la quema de artefactos o naturaleza, como seres despojados de la tan pregonada amistad o compasión por los otros..

Por eso quizás en estos días incandescentes y próximos al verano, las noticias nos hablan de incendios por doquier, quema de buses, quema de escuelas, quema de hogares y en síntesis, la quema de nuestro país...

La cultura del fuego ha controlado nuestras vidas y sólo cuando nuestra tierra, agua y aire tomen conciencia en cada uno de nosotros podremos quizás aspirar a algo distinto. La gran pregunta es que si tuvieramos esa opción la tomaríamos realmente....

 

viernes, 30 de septiembre de 2022

El Canto de las Sirenas

 "El Canto de las sirenas es melódico, con un tono encantador y que hechiza". Así al menos lo describe Homero en la Ilíada, durante el viaje de retorno de Ulises a Ítaca. Allí los navegantes de la embarcación de Ulises caen bajo este encantamiento, y se lanzan al mar para nadar al encuentro de las sirenas. Estas, aumentan sus cánticos y luego esperan la llegada de los hombres para devorarlos.

De tal forma, la tripulación entera salvo Ulises (quién se ata al mástil y pone cera en sus oídos) fenece bajo el canto letal de estos seres.

El canto de sirenas por tanto, alude a una melodía que nace de seres encantadores y seductores en apariencia, cuyo fin no es sino dar muerte a aquellos cuyo canto han logrado cautivar..

Un canto que nace de rostros juveniles, cuerpos hermosos o promesas halagadoras, que va calando en las mentes, corazones y almas de los habitantes hasta lograr su control total y dominio, para finalmente consumir los cuerpos, ciudades y aldeas..

Algo curiosamente similar ha pasado en Chile, pues nuestros ciudadanos se alzaron violentamente un día de Octubre poseídos por los Cantos de Sirenas, que desde diversas posiciones se habían estado entonando, hasta lograr sus objetivos. De allí en más, vino la destrucción, saqueos y devastación de todo aquello que había sido parte de nuestro hábitat. No obstante, un día cualquiera, cuando las cenizas, el desfiguramiento y la destrucción eran totales, esos personajes poseídos desaparecieron. Misteriosamente la ciudad quedó desolada y acompañada apenas por los viejos residentes que como Ulises habían resistido, mientras se ocupaban de restaurar lo que había quedado. Sin embargo, aquellos poseídos denominados por algunos; "Primera línea" habían desaparecido.  

¿Dónde se marcharon o que sucedió con ellos? fueron las preguntas que muchos se hicieron. ¿Acaso las feroces y perversas sirenas los devoraron sin piedad?, ¿O tal vez buscaron refugio en lugar secreto luego de su labor de destrucción?. Esas interrogantes nunca fueron respondidas con certezas hasta hoy.

Sólo queda la certeza de que las entonaciones y cánticos hicieron enloquecer a muchos que marcharon hacia la destrucción de su propio hogar, y cayeron cautivos de una suerte de Sirenas que desde sus refugios les animaban a la aniquilación.

Las Sirenas entonces trajeron la ira, trajeron el enfrentamiento, trajeron también el canto melódico que encanta y apasiona hasta ser capaz de morir por él. Si bien han vuelto a entonar sus cantos, pareciera que los ciudadanos han aprendido a tomar precauciones como Ulises, porque ya no son muchos los que caen bajo sus hechizos, sin embargo aún siguen teniendo algunos casos de éxito, en su mayoría jóvenes, que demuestran mayor receptividad a tan encantador cántico. En tardes extraviadas, los ecos de los cantos retumban y los hogares recuerdan cuando en un tiempo no muy lejano, sus hijos, padres, abuelos y amigos, marcharon bajo la consigna de las Sirenas....

Mientras tanto, las sirenas guardan calma, se preparan y disfrutan en sus palacios con manjares y bebidas favoritas. Se han alimentado de los cuerpos, y su poder se ha fortalecido proporcionalmente a la deshumanización que han provocado. Gobiernan, dictan leyes, definen funcionarios y hasta tienen embajadores en el mundo. Desde allí, pretenden conquistar con sus cantos nuevas comarcas. 

Respecto a la ciudad arrasada y desfigurada, sólo podemos decir que aún no logra calmar sus heridas, pues la fuerza de los cánticos hasta ahora logran perturbar a más de alguno que se alza con violencia y tributa su vida a las Sirenas..

No obstante, desde las montañas, el campo y mar de nuestro país está creciendo una fuerza que parecía abandonada. Esa misteriosa fuerza, ha ido enlazando a los cuerpos maltrechos de los sobrevivientes con un antiguo hilo que tejió la corporalidad de nuestra Patria en sus albores, y ha logrado dar cuenta de algo que parecía imposible; la unidad, el encuentro y la celebración de nuestras viejas historias y los valores que construyeron el hogar que nos alberga. De tal forma, esa fuerza que crece en cada rincón de norte a sur, permitirá usar la fuerza del aire, cordillera, tierra, minas y mar, para alcanzar nuestra estrella nuevamente en ascenso. Una vez que la estrella/Guñelve alcance el punto exacto en el zenit, la fuerza del cordón recorrerá cada núcleo y pedazo de nuestro suelo, para unir y culminar la alianza hombre-tierra. Entonces, vendrá el tiempo de la expulsión de las Sirenas .


 


miércoles, 20 de julio de 2022

Tiempo de Elección

Primero fue el hermetismo que nos poseyó y fuimos labrando una historia a espaldas de nuestra convivencia. Luego vino una suerte de ensimismamiento que distanció la emoción de afecto con nuestro entorno, una suerte de apatía donde lo que ocurría simplemente no era tema para nosotros.

De tal forma, se fue dibujando el escenario perfecto para la incomunicación e indiferencia. Así, llegamos al momento donde la destrucción, ataques e incluso muertes de nuestros compatriotas, parecían no despertar ninguna reacción, como tampoco el desmoronamiento de nuestras ciudades y espacios públicos.

Finalmente, la etapa que sucedió a las anteriores fue el silencio, un mutismo que impedía expresar o decir aquello que nos sucedía, como si una mordaza impuesta nos censurara. Ya fuera impuesta o propia, las palabras costaban y muy pocos se atrevían a opinar. Fue por tanto una época oscura, sometida a los sacerdotes de la verdad que imponían sus reglas y paseaban a sus anchas.

En dicha época se buscó imponer por diferentes vías una "nueva verdad", el proceso fue sutil aunque a ratos violento para aquellos que manifestaron algún cuestionamiento o resistencia. Esta fase fue significativa y el despliegue de los sacerdotes era cotidiano. -Hay que señalar que tanto el hermetismo, la indiferencia y el silencio reinante ayudaban bastante-  De tal forma, durante algunos años nuestra comunidad se asimiló a un dócil rebaño que era llevado por sus amos sin inconvenientes. las cosas comenzaron a cambiar algo, cuando un grupo de mujeres principalmente, iniciaron una interpelación a los sacerdotes de la verdad. Estas mujeres fueron capaces no sólo de cuestionar, sino evidenciar las contradicciones de los sacerdotes. rompiendo el esquema mental impuesto, lograron sortear la indiferencia, hermetismo y sobretodo el silencio.

Con este impulso luego siguieron otras personas, que de a poco comenzaron a mostrar los equívocos de los sacerdotes. No obstante, estos se mantuvieron obcecados en su opinión, e incluso amenazaban con los viejos demonios de antaño de cambiar de ideas. fue un tiempo complejo, donde el miedo manipulado por los sacerdotes surtió algo de efecto. agitaban los fantasmas y creaban ilusiones para que las personas no fueran libres. 

Llegó entonces el tiempo de las normas, señalaron que las cosas iban a cambiar, que había que redimir a los pecadores y de tal forma buscaron limitar la decisión de los padres frente a los hijos, eliminar instituciones, borrar acuerdos y erigir un sistema extenso de control de la ciudadanía en sus pagos, salud o pensiones. Todo estaría controlado por la autoridad regente, nada quedaría al arbitrio de las personas imperfectas y débiles por el consumo.

Vino de esta manera, un nuevo proceso, llamado  el tiempo de la decisión. Un tiempo más confuso aún, donde la manipulación, desinformación e intervención de los sacerdotes se hizo patente. Fue en esta etapa también donde los antiguos líderes y otros emergentes decidieron emprender un trabajo para lograr una liberación que se tradujera en cambios sin barrer con la historia, ni tampoco el sometimiento de los ciudadanos. 

Esta nueva etapa se ha presentado agobiante y con una gran incertidumbre para la comarca de antaño, pues su suerte pareciera estar definida en un camino sin alternativas: Todo o nada. - En ese momento estamos, y no falta mucho para saber, que elección tomaron los ciudadanos-

Los sacerdotes apuestan al control total, a redimir a la multitud y encaminarlos a un futuro de amor. Si para ello deben mentir, manipular o incluso usar la violencia, están dispuestos, pues su verdad es eterna y permanente. 

Por otro lado los ciudadanos aspiran a ser libres, elegir, trabajar y labrar su camino, sabiendo que este no siempre es maravilloso, aunque si desafiante para los que que se atreven a volar en busca de sus sueños personales...

jueves, 16 de junio de 2022

Tiempo ido

 ¿Adonde fueron las calles, alamedas y lugares que hasta hace poco eran motivo de alegría?

Pareciera que una tormenta hubiese arrancado mis lugares favoritos, o una guerra maligna los hubiera destruido, sin más aviso que una promesa de despertar. Lo cierto, es que desde hace mucho recorro nuevamente los intersticios de mi ciudad para recuperar los aromas, sensaciones y vistas que me alegraban y otorgaban sentido. Sin éxito. Eso es categórico.

Muros rayados, dibujos extraños, consignas y amenazas labradas en esos espacios que antaño eran el orgullo de mi ciudad y que ahora son el albergue de oscuridad, basura y violencia, desbordan mis sentidos y recuerdos.

Aquellos locales donde disfruté beber y comer, aquél otro donde el café era una delicia o simplemente la plaza que alojaba enamorados, turistas o estudiantes, ahora es un espacio distinto. Algo ajeno se apoderó de mi ciudad, quizás una fuerza oscura que envidiaba nuestra paz, sedujo los espíritus de miles que buscaron su destrucción.

Mi ciudad siempre quiso ser honesta y limpia, sus monumentos estaban allí a la vista, límpidos, aseados y con la impostura de siglos en su efigie. Lo mismo sus locales y edificios, también sus residentes. Hasta que llegó esa ola de destrucción que azotó nuestras costumbres de provincia, nuestros espacios de tranquilidad y ese bullicio parco y ameno que era característico nuestro.

Prometieron muchas cosas, gritaron otras, quemaron iglesias, golpearon e incendiaron los pequeños locales e instalaron la ley de la violencia. Así, mi ciudad comenzó a desfallecer lentamente y con ella sus encantos fueron cubiertos por fuego y destrucción. Buses quemados, locales quemados, monumentos destruidos, barricadas de los viernes, robo de autos, robo de bicicletas, asaltos y un sin fin de hechos lamentables. Todo eso, se instaló como parte de la "buena nueva" que traían aquellos que la corroyeron con su inmisericorde indiferencia y amor al fuego.

De esta forma, cada vez que recorro las calles, me encuentro con las cicatrices de nuestra ciudad, su rostro lozano y alegre que se acompañaba de nuestro río y sus exuberantes gaviotas, ha devenido a tristeza y amargura. Los que trabajaron por ti,  murieron o son mayores y no iban a poder enfrentarse con ese vigor juvenil con el fuego entre sus manos y que pisoteó nuestra ciudad. por eso, intento mirarte desde los cerros aledaños, a la distancia las heridas se atenúan y tu belleza resalta como en el pasado con tu cordillera nevada que vigila nuestro valle.

Es en esos momentos, cuando pienso  que quizás en el algún momento, nuestras montañas se levanten y defiendan a la ciudad que creció a sus pies, o tal vez la lluvia y la naturaleza entera se alcen ante la violencia insertada por las voces altisonantes. Sonrió al comprobar que mi fe en los humanos ha disminuido, al menos en los que han pactado con el fuego y la destrucción. De ellos no espero nada, sólo sus consignas y egoísmo disfrazado de falsa dignidad.   

Mientras tanto, miro al cielo y busco ese azul que me acompañó de niño y otorgó tranquilidad en la certeza de la protección. Quizás mañana vuelva nuevamente a buscarlo, y junto con el, a la ciudad que me fue arrebatada... 


martes, 1 de marzo de 2022

El Camino

 El camino es presente, también pasado y futuro.

En el camino se abre la vida y se cierra, decidiendo con ello nuestras opciones.

Eso ocurre en estos días de conflicto, donde vemos a un pequeño país enfrentar y decidir su camino ante la agresión de una potencia. 

No todo está decidido, no todo está escrito, por más que la ilusión o temores nublen nuestro corazón.

La extensa ruta que vamos labrando día a día, nos lleva tomar decisiones, a fundar en nuestros actos la fe en que las cosas pueden cambiar y mejorar, por más adverso que sea el escenario.

¿Quizás olvidamos esa mínima consigna y nos dejamos ir? De otro modo, es difícil entender todo lo que hemos perdido o la destrucción que ha invadido hasta nuestros hogares.

¿Adonde fue nuestra valentía y amor por nuestra tierra? Muchas veces lo he preguntado, y en medio de tardes ceniza donde el sol aligera la carga de oscuridad, no he logrado responder a cabalidad dicha interrogante.

Sé que cada uno de nosotros ha tenido un episodio similar, quizás sea la gran inquietud que nos corroe cada nuevo día. Sin embargo, allí está, permanece y no logra disiparse.

Posiblemente algo cambió, algo de nuestra esencia y no fuimos capaces de percibirlo. De tal forma, nos transmutamos en apacibles sujetos, incapaces de defender aquello que era parte de nuestra imperfecta realidad ante los gritos, ataques y violencia.

Efectivamente hoy nos asombramos con lo que sucede en el lejano país de Europa oriental, sin embargo, callamos cuando era con nuestro país y en nuestros propios barrios. Todo eso suena a disociación, escisión y tantas otras patologías de negación, fractura y pérdida de nuestra realidad.

No fuimos capaces de defender la paz, tampoco la convivencia y el trato, menos nuestras plazas o calles, todo eso fue derrumbándose como una ilusión.

-Quizás era sólo eso- Una simple ilusión, de la cual despertamos un día no muy lejano, remecidos por la violencia.

Lo que suceda de ahora en adelante, es parte del futuro, un sendero aún por labrar, y del cuál sólo tenemos atisbos. Si tan sólo hubiese una certeza, o una alternativa, las cosas podrían ser algo esclarecedoras.