Sol arduo e intenso
Cubre el campo
Noventa grados sobre la tierra
Treinta y cuatro en la superficie
Allí un brazo corta las ramas
Del árbol crecido
Sus cargas de frutos maduros
Rompieron la resistencia de sus ramajes
Llevando a la faena presente
Mientras el trabajo prosigue, el leñador recapitula sobre su tarea y otros afanes;
"En su lejana Persia, este árbol
Clavó sus raíces, procurando alimento
Dulce néctar de tardes adormecidas
Que viajó hasta Iberia con los Moros
Asentándose en Granada, Cordoba y Sevilla
También en otras tierras de aquella península"
-Se escucha así la voz de Omar-
Refiriéndose a las huestes de los Otomanos, narrando aquella historia de gloria en ochocientos años-
Luego, el tiempo transcurre, y de los Selyucidas al naciente Imperio Español, hay un nuevo desafío para nuestro árbol.
El viaje a América es impostergable y aquí se asienta hasta llegar de nuevo al presente.
-Se sacude el sudor quién oficia de campesino-
Mira con ternura al árbol mutilado. Un damasco erguido en medio del día soleado, tal como tu tierra primigenia, donde los sueños se han evaporado.
Allí se afana el trabajador por librarte de aquél peso y permitir que tu vida se prolongue.
Mientras tanto, en sueños perdidos, saborea granadas, higos y tus frutos, cuando la fiesta comienza en Armenia..
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