jueves, 3 de abril de 2008

¿Por que escribimos?



Es una pregunta interesante y que me hago en este momento mientras lleno los renglones imaginarios de mi pantalla.

Escribir es un ejercicio y como tal puede resultar fatigoso e incluso para algunos una verdadera tortura. Por ello, mi pregunta no es algo menor o fuera de significado sino más bien una reflexión en torno al motivo o misterio de cada individuo en ese afán por transcribir ideas, reflexiones, consistentes declaraciones o sencillamente un manifiesto de amor…

Los motivos son variados, -más- ¿que se oculta para realizarlo de esta forma?, -es decir a través de la palabra escrita- . He llegado a pensar que una posibilidad es el hecho de realizar un ritual atávico y que nos vincula a un sentir colectivo instalado en nuestro inconsciente, así de esa manera, cada vez que escribimos de alguna manera renovamos esa tradición milenaria que se remonta a la escritura cuneiforme en barras de arcilla.

Asimismo, remontamos el tiempo y actualizamos el sentir del guerrero que grabó en una caverna signos representativos de una vivencia o quizás al sacerdote quién inscribió los designios de los dioses a través de una experiencia mística.

De este modo, entrecruzando los mundos y permitiendo dejar un legado hacia la historia posterior de ese instante… En un sentido trascendente de entregarle significado a nuestra existencia a través de significantes rescatados de la abstracción y cotidianeidad.

Escribimos por tanto, para lanzar a la humanidad nuestra particular perspectiva y con ello aprovechamos de inscribirnos dentro de esa enorme galería de individuos que van aportando a la lectura de nuestra realidad.

Para algunos será un ejercicio del todo refinado y que demanda devoción y mística en el hacer para otros en tanto más bien una manifestación de la obligación contingente que imprime la necesidad de inscribir un pensamiento u acción a través del lenguaje a través de la palabra escrita. Sin embargo unos y otros se transforman en actores relevantes, pues el fruto de la producción es el germen de nuevas realidades que nos transportarán hacia el diálogo y descubrimiento de nuestros propios sueños y deseos...

Escribir entonces por las razones que sean, es quizás el impulso necesario de reflejar nuestro tiempo a través de símbolos y frases interpuestas de una forma particular; anotar, registrar compulsivamente tal como si el tiempo se estuviese acabando y no quedará más que hacer que grabar un mensaje hacia aquellos que nos podrían leer, en un acto de comunicación póstumo, manteniendo hasta el último momento nuestro designio enigmático..

Tiendo a imaginarme escribiendo, y así recuerdo que desde mi temprana niñez aprecié dicho quehacer, escribiendo una carta, un diario de vida, un trabajo, una declaración y hasta sencillamente un reclamo. Puedo señalar que a través de la escritura he encontrado mi propia liberación, una suerte de vehículo que me permite transportar mis ideas, mundos y vivencias hacia una suerte de ventana a través de la cual quizás alguien con interés y decisión se atreva a atisbar los mundos que allí se encuentren…

1 comentario:

EDUARDO CAVIERES dijo...

Hola, es algo interesante lo que planteas, me gustó mucho.

Tienes una forma clara de escribir y entendible, no cansa y dan ganas de seguir en la lectura con temas que dan para reflexionar.

Un gusto haber pasado por tu casa, saludos de Eduardo.