jueves, 20 de mayo de 2010

A propósito de flexibilidad, Paciencia y Matices


Una mañana en carretera, con una masa de automóviles significativa, me toca observar el control de tránsito y como se suceden distintos diálogos entre el policía y los automovilistas detenidos:

- ¿Porqué iba tan rápido? – señala el Policía

- ¡Porque el tiempo no me sobra!- , espeta el primer conductor

- Luego el policía repite la pregunta a un segundo
- Este señala, ¡porque voy atrasado!

- Un tercero responde : ¡porque me gusta llegar primero!....

La interrogación continua y las respuestas se tornan eternas, cada conductor tiene motivos “fundamentados” para transgredir la ley, la velocidad, arriesgar su vida y la de otros, generar reacciones de cólera, malestar e inclusive violencia junto al inevitable ruido de las bocinas…..

Esta escena, nos refleja de cuerpo y alma, nos desnuda frente al hecho de la imposibilidad de reconocer que la vida a ratos posee sus propios ritmos, que al igual que el “taco” nos obligan a modificar actitudes, conductas y asumir que no seremos siempre nosotros quienes decidamos o dictemos la última palabra ante el avance…..

¿Cuántas veces negamos, rechazamos o combatimos un hecho al igual que los conductores?, enfadándonos con quienes nos intentan ayudar por el sólo hecho de no cumplirse lo que nosotros deseábamos..

La capacidad de aceptar, modificar nuestra rigidez y asumir que no seremos los protagonistas parece ser que nos irrita, demostrando una actitud infantilizada, que se niega cual niño taimado a reconocer un no o una espera como respuesta……


Con esto alimentamos los males, pues nos negamos a entender y sólo repetimos o actuamos poseídos de nuestra propia y única verdad, impidiendo con ello nuestro crecimiento......

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