martes, 18 de diciembre de 2012

Transición




Interpelado por el silencio, surge entonces el canto imaginario dentro de ese otro universo (aquél donde no es fácil llegar), el canto es acompañado de un ambiente inseparable. Ese es el signo del instante en que atravesamos la simple ilusión, para trizar su sistema de custodia y  transitar más allá de la simple razón....


El antiguo meditador que se albergó  en el árbol milenario vino un día a entenderlo, llamando a tal instante satori. Es difícil saber si tal vivencia fue la que me hermanó con la realidad de mi entorno hasta producir la síntesis anhelada que logra trascender la dualidad conceptual, códigos y conceptos que atrapan nuestra conciencia. Más allá de toda convención sólo se puede mencionar el sentido de unidad y conexión con cada elemento que nos rodea y asimismo la sintonía desde nuestro pensamiento hacia el cosmos.

Entonces, el ambiente se torna parte de la sensación, su  corporalidad se une en ese vacío de distancia para sintetizar la unidad máxima entre signos que no son sino la señal de presencia sin corporalidad, de tu estadía
en esta tierra que ya no es la de antaño... 

En ese trance de  interlocución más allá de lo aparente, el curso de cada instante fluye en rutas de singular particularidad, de esta forma mi conciencia es expresión en el entorno y del mismo modo  este se expresa en mi conciencia, no existe un afuera sino en la expresión del pasado superado , pues dentro de mi habita el mismo universo que antes creía distanciado: "Tu conmigo, yo contigo", escucho entonces la voz del silencio dentro del océano que mece a cada integrante al compás de su ritmo de suave alegoría, en el sistema de vital trascendencia.

No hay comentarios: