lunes, 2 de septiembre de 2013

Rebaño

Pacen los mansos corderos en la estepa bravía
Sus cuerpos se evidencian  deteriorados después de largas jornadas
Muchos han partido, perdidos y devorados por la inmensidad
Su estar es algo inseguro, pues bien se saben acosados
Más nada parece impedir, el afán de evitar pensar en aquello
Luchan incluso por engordar y resguardarse en desmedro de otros
Sus cuerpos se ven esmirriados, cansados

Su mirar es algo perdido, angustia que delata su casta
Sin embargo es su espíritu, el que mayor colapso evidencia
Antaño uno que otro carnero luchaba con valentía
Ofrendaba aún su vida en batallas de la pradera
Hoy en tanto, resuena el simple aullido del Lobo y estos borregos
palidecen hasta el color de sus lanas.
Se saben mayoría, no obstante su raza es de temerosa estampa
Sacrificados por siglos, han aprendido a subyugar su libertad
De este modo el cazador les acorrala y mata
Otra parte hacen los perros del pastor
Corderos raza de condenados
Sus ojos miran perdidos en el escape sin salida
Mañana se levantará la jauría, manada hambrienta de sangre
Allí estarán ustedes, esperando el holocausto pastando


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