viernes, 31 de enero de 2014

Visión


A hurtadillas me deslizo en medio de la nebulosa, el día parece indeterminado, las huestes de Aferón galopan hacia el norte.

El silencio es interrumpido por el resquebrajamiento de las ramas, son las bestias quienes huyen, algo las espanta, nadie sin embargo se observa en apariencia... La nebulosa colapsa, la campiña se envuelve en un manto gris..

De pronto una horda de desterrados lanza su grito, -son los que deambulan sin patria-, despojados incluso del sueño de ser parte de la tierra que los vio nacer.
En efecto, muchos de ellos transaron su rendición y entrega de las armas ante el invasor que nació en la hoguera del este, sin embargo al poco tiempo tales regalías fueron caducadas para volver a ser simples parias sin destino...

Otros recibieron el trato de los antiguos Incas, los que trasladaban a pueblos enteros y eran reemplazados por colonias afines al imperio; los mitimaes..

Como sea, la noche se instaló en la comarca y desde que la estrella cayó sin levantarse, los antiguos habitantes vagan en busca de un amanecer, que aún no llega....

Consultaron a la vieja hechicera, más esta sólo expreso frases inconexas (en apariencia) para las consultantes, de tal forma el lenguaje críptico de la antigua mujer, no pudo ser descifrado sino hasta que las cosas llegaron a su cauce final.  Fueron las palabras, algo enigmáticas: "La propia espina clava al rosal, del mismo modo que la cría devora a su madre".....

Aúllan las bestias, el vapor penetra cada ropaje hasta los huesos, la temperatura se alza y la ansiedad carcome a cada criatura.

En tanto, -yo- el viajero, prosigo mi camino gracias a la  rosa de los vientos, un viejo misterio del saber heredado por mis antecesores. Un sonido retumba, se asimila al bramido de un toro, el estruendo recorre con su eco cada rincón, ruidos a diestra y siniestra. Los matorrales se estremecen, puede ser la gran bestia que ha salido de caza....

Cerca mío, un acompañante inesperado; un joven lobezno que camina a mi lado mirando a cada dirección posible. Como yo,  es el hijo de la soledad, su manada quizás se encuentra lejos, más no trepida en seguir su ruta, de la manera más indemne y decidida, pues como yo, igualmente sabe que el destino teje las redes por donde circulamos y que sólo escogemos de tanto en tanto....

Busco refugio, el joven lobo se lame y descansa, la luna aparece en amplia magnitud, como por encanto entonces la noche se tiñe de argento, para iniciar nuevamente el ciclo esperado. De tal forma entonces, bajamos al río y nos sumergimos en espera del canto de las duces nereidas para descansar, por esta ocasión arropados en la tela invisible de la certeza vital.....

Lejos, las fogatas de los errantes expulsados y desterrados se organizan ante la panorámica,  para dar el espectáculo de miles de luciérnagas diseminadas y perdidas, que anhelan la unidad extraviada hace tanto...... 

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