martes, 10 de enero de 2017

Fuego abrasador

Corre ágil en medio de lomas y senderos, sin consideración.
Su figura invertebrada, es más sombra y calor que materialidad
Y tras su paso, la desolación abraza con infernal fraternidad cada partícula existente
En donde nadie queda indiferente ante el sello destructivo del fuego que avanza

Su  voz silente  horada y fulmina la parsimonia de muchos, entre llantos y gritos
Las bestias huyen, sólo para ser alcanzadas y luego consumidas
Una larga estela de cenizas va bordeando el horizonte
Mientras, la columna de humo se eleva de manera impetuosa para definir su presencia

Nuevamente el fuego, omnipresente,
Nuevamente como antaño, pulverizando la frágil presencia humana, jugando entre tardes a socavar la humanidad.

A lo lejos sólo tinieblas, en el presente, un escenario propio del Hades
Mas tarde, al caer la noche, sólo la humareda nos recordará su paso
En donde  cada año, será resumido en simple polvo
Las miradas sin sentido tendrán entonces que buscarlo
Pues si algo hemos aprendido del ígneo, es que funde para renacer
Así, su brazo bestial, deberá tener un frente de camino en donde volver a recorrer,
los recovecos de la vida. Esos de pesares y lamentos, que sazonados de alborada nos prometen
(siempre prometen) un futuro mejor...

Pasa el fuego y destruye, siendo nosotros las víctimas
Dejando animales y hogares lacerados
Más de cada instante, debe surgir un afán
Para volver a levantarnos, pues el fuego ha recordado el viejo escenario
Aquel de agonía y destrucción, aquél de añoranza y sobrevivencia

Nuevamente, vendrán otros días, con otros fuegos, nacidos de entrañas enigmáticas
En cada día, habrá otro acecho y una oportunidad de anticipar o sucumbir
Por hoy, hemos sido devastados
Sin embargo, la palabra alterna tanto el sueño, como el despertar
Muerte y renacimiento
Destrucción y construcción
Querrá entonces el fuego, labrar sendas de apertura, para ese porvenir que hoy ha delineado de cenizas....








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